Con su habitual precisión mi estimado Alfredo García Francés acuñó ayer en su blog el concepto de crímenes de lesa nacionalidad para referirse a Zapatero y Rajoy, y aún hoy reflexiono sobre el término que, en esencia, expresan, desarrollan, o matizan, la mayoría de los titulares de los periódicos que informan de la corrupción, del PSOE, del PP, la Deuda y la Crisis, los seis millones de parados, de la Junta de Andalucía o de la deriva secesionista catalana, de lo sindicatos subvencionados y del dontancredismo del Presidente de Gobierno.
Porque en esencia, creo que hay reconocer, nuestros políticos juegan en una segunda división en la que priman las patadas, marrullerías y juego sucio y se han convertido en unos profesionales de la «mamandurria» en su mayoría, que se autosatisface con buenos salarios de dinero público y alimenta con voracidad su nepotismo. De ahí el uso cada vez mas generalizado que adquiere el concepto «casta» en España.
Y es que ahí, en esa liga del «Y tu más» en la que juegan, no cuentan las grandes estrategias ni los planes de consenso ni de futuro. Ni tan siquiera se piensa en el Bien Común o los significados nítidos de Patria y Nación que muestran las mejores páginas de la Historia. Y con en esa relatividad que imprimen a las esencias, en cada partido amañado de los que juegan solo buscan el desgaste de los días y de todos nosotros.
Si existiera un Alto Tribunal del Honor y la Capacidad para el Servicio Público para los políticos, los nuestros, los españoles estarían ya acusados de crímenes de «lesa nacionalidad» y, por cierto, los fiscales especiales pedirían un extra en la pena para Artur Mas por apropiación indebida, es decir, robo, del concepto de Nación.
D. Manuel, mil gracias por su amable cita. Un saludo muy cordial, amigo mío.