Como Fernando VII hizo con El Tempranillo, tirarse a degüello a su yugular y para ello utilizar a otros bandoleros traidores, el PSOE hace hoy con Wert que, en esencia representa la propuesta política de una nueva Ley de Educación en España.
El Ministro Wert es el verso suelto del Gobierno de Rajoy por un doble motivo: por su montaraz lengua de tertuliano y por no estar afiliado al Partido Popular. Y hoy en esta España al borde de la quiebra su nombre es la comidilla en todos los mentideros, invade los espacios a cuatro columnas, consume los tiempos de los informativos y protagoniza la mayoría de las sesudas opiniones de los politólogos.
Una situación paralela al clima de ocupación real que turbó al insensato Fernando VII con la presencia de El Tempranillo en las sierras andaluzas. Y si Próspero Merimée volviera a visitarnos reconocería, en deja vu, el ambiente cainita en el que solo han cambiado los trajes de los protagonistas.
Entonces como ahora lo que se estila es el navajazo y las coplas de la pasión. Los amores atormentados, las traiciones y las alforjas llenas, que eso sí, hoy han perdido el apresto de lana sudada, el agrio olor del esfuerzo porque los ladrones recogen el botín de guante blanco en bolsas de basura y el plástico de sus conciencias.
Mientras tanto en el cortijo uniformado de camisetas verdes de la educación socialista imponen el estribillo de las becas y esa infamia a la clase trabajadora que supone una nota de corte. El seis y medio por soleares a todo mecha, puro ruido que no deja oír la real miseria del fracaso escolar.
A Wert le liquidamos entre todos. Todo sea por el consenso. Escondemos los informes de la OCDE. Obviamos a nuestros ninis. Por supuesto nos mofamos de las estadísticas de Pisa. Descartamos el sentido común. Y todos juntos, con la mayoría del 92 por ciento del parlamento y la alegría propia de los pactos políticos, nos precipitamos por el río revuelto de la insensatez que se precipita en esa cascada de la muerte que otros denominan la «Sin futuro».
Es que a estos neoliberales no les importa que el hijo de familia acomodada pase una década en la universidad entre la tuna y el bar de la facultad. En cambio el que el hijo de un camarero o un albañil se saque una carrera les pone los pelos de punta. http://diario-de-un-ateo.blogspot.com.es/2011/11/el-escandaloso-apoyo-de-esperanza.html
A pesar de llevar en su anónimo gravatar la palabra «ateo» deduzco por su libre expresión que cree Vd en buen manojo de tópicos galdosianos. ¿También le reza a la LOGSE en cada manifestación al igual que hacen miles y miles de españoles? Un cordial saludo.