Es necesario unirlas para llegar a una ligera comprensión. Por separado las frases últimas de los gobernantes del PP respecto a Cataluña apenas si tienen sentido. Por un lado, el ministro Montoro, tras ser atacado por unos violentos en Vilanova i la Geltrú , dice que esa no es Cataluña, que eso no es España. Y el otro ministro, el del Interior, Jorge Fernández Díaz, vinculó la agresión a la crispación del independentismo con una frase propia de la neolengua de los políticos de segunda que no llaman a las cosas por su nombre: «una agresividad y violencia que no es ajena a determinadas situaciones políticas en Cataluña». El resumen, por tanto, al unir los dos significados nos hace comprender que Cataluña se nos ha ido de las manos por culpa de los independentistas.
La sin par Maite Pagazaurtundúa lo ha dicho, por el contrario, muy clarito: He visto en Cataluña las mismas miradas de odio que en Hernani.
Y así las cosas, los independentistas esperan las siguientes hornadas de estudiantes engañados. Esas dos últimas generaciones que cada día de su bachillerato han aprendido los lemas independentistas que sus profesores les han cantado en todas sus horas lectivas mas las del recreo.
Lamento, por tanto, por Cataluña y también en Cataluña, esa nueva sociedad que ya sufre la fractura social y alardea al mostrar sus atributos del odio.
Reblogueó esto en Blog de Javier del Campoy comentado:
Las alas dadas a los nacionalismos están teniendo sus consecuencias en base a la estimulación del odio, y si no se remedia, su escalada nos llevará a todos -incluídos ellos- al más seguro de los desastres. Es un hecho anunciado.