Putin no ha tardado mas que una hora en acusar a Turquía de cómplice del terrorismo por el derribo del avión ruso en el espacio aéreo turco según Ankara. Y ha añadido que el acto de guerra, en ese avispero que es hoy en día en el Medio Oriente, es una puñalada por la espalda propiciada por los enemigos del DAESH.
La OTAN, por tanto, está en el punto de mira, mientras Francia busca aliados para la guerra que oficialmente ha declarado al ritmo de la Marsellesa. Es decir, que las relaciones internacionales están temblando como un flan a media cocción y tan afiladas como la espada del samurai. Un escenario difícil de argumentar pero que casi todos titulamos ya como de tercera guerra mundial.
Y en esta España nuestra, solidaria como afirma hoy Rajoy para referirse a la agresión de los independentistas catalanes, casualmente se pronuncian los nuevos alcaldes sectarios de la izquierda rampante sobre el no a la guerra y anuncian manifestación como en su día hacían los sindicatos verticales. Y ahí están hoy, como siempre con publicidad en la Sexta, el Kichi, la Colau, el de La Coruña, y la abuelta Carmena reclamando el diálogo con los asesinos, junto a los últimos de la ceja, que casualmente el País destapa como corruptos por las subvenciones al cine español, para clamar en contra de la realidad con la que ya se mata en nombre de lo innombrable.
Y el 20 D se acerca. Qué bonita es la tolerancia y qué falso resulta mencionar a Bush, a Aznar, la foto de las Azores en esta tercera guerra mundial que acaba de comenzar, por parte de nuestros progres subvencionados que no saben a dónde van.
Completamente de acuerdo, el buenismo de la izquierda cree que con la palabra convencera al terrorismo. Y Rusia mientras tanto afianzando su poder en Oriente-Medio y Lationamerica.