Que durante una hora y media nos hable de todo lo que no ha hecho el PSOE en 22 de años de Gobierno podría tener fundamento si Sánchez no fuera socialista y, sobre todo si no hubiera dicho al finalizar, que ha hecho el discurso que quería hacer.
Y que se trabuque al declamar las consonantes al tratar de vender la lucha contra la pobreza infantil, el cambio climático, las energías verdes, y otras vagas generalidades como anunciar el paraíso del cambio y la regeneración en la próxima semana, no aventura nada bueno en el caso de que el líder socialista consiga ser presidente de España.
En esencia un discurso, mas bien mitin socialista, para no investirse como presidente, sino para seguir en la presidencia del PSOE y figurar como cabeza de lista en las próximas elecciones, construido con un catálogo de frases hechas del diccionario de politiqués de izquierdas y con un tercio de su contenido dedicado en sus ataques «deja vu» a Rajoy y el PP sustentados por siete millones de votos, con los que en definitiva, el tan breve como mal orador, no ha querido ni tan siquiera tomar un café.