Coincido a eso del ángelus al cruzar la calle del Prado con los liberados sindicales de CCOO que alegres soportan su pancarta en la última manifestación de las mareas en dirección a la Puerta del Sol. Lucen camisetas rojas alusivas a Coca Cola con el lema “No la bebas” y su indumentaria en general está sacada del armario de la ropa paramilitar Creo reconocer a uno de ellos como el cortador de jamón que se hizo famoso en la última huelga general gracias a una foto histórica, pero me callo y les tiro de la lengua. Y al rato me lo reconocen: Lo importante, y que, por ello, merece todos sus esfuerzos, no son los despidos ni el pago por el número de días trabajado, ni tan siquiera las desgracias personales. Lo esencial es que el gobierno del PP no vuelva a ejercer. “Que esos fachas dejen de gobernar” me dicen, esto es lo vital.
Al día siguiente nuevo encuentro esclarecedor en el mentidero por antonomasia que le queda a la Villa de Madrid, entre Calderón y Lorca. Saludo a mi vecino, se llama Jose. Es funcionario de Educación y profesor de historia en un instituto público del barrio de Carabanchel. Debajo del gabán luce camiseta verde, lo que me da pie a preguntarle por el gesto de Sánchez al pactar con Ciudadanos.
Animoso me espeta que es un cobarde por no ir descarado a un frente de izquierdas. Ya sabes que soy rojo, asegura y continúa con unas frases que ahora me da vergüenza ajena reproducir pero considero necesario. Me dice con todo su corazón que esta España le importa tres leches y que no reconoce que siete millones de españoles votaran en la última cita electoral al PP, los ganadores de la guerra civil. Y que mientras martillea a sus alumnos con la leyenda negra del “Nuevo Mundo” asume que la victoria está en la calle, menciona el derecho a decidir y apuntala su “razonamiento” con la normalización del País Vasco ahora que Otegi está en la calle y el necesario olvido de las víctimas o del esclarecimiento de mas de trescientos asesinatos etarras todavía impunes.
Una alegría, vaya, sin un ápice de autocrítica que me apuntala la portera de la finca, la bella Tamara, que casualmente tiene ganas de hablar y me asegura muy cerca ya de mi portal, que prefiere que los moros se queden con Córdoba antes de que gobiernen los fachas. Pues nada la Mezquita de Córdoba al lote de la irresponsabilidad.