
En Canarias todos saben que la nueva diputada de Podemos, la juez Victoria Rosell, ahora magistrada en excedencia, es un ser soberbio y prepotente. En las Canteras, las Siser, y hasta en Galdar y el último mentidero de lo Seco de la Aldea de San Nicolás, los vecinos asumen y comentan, con fundamento, que ningún funcionario de su antiguo juzgado de Instrucción, el número 8 de Las Palmas de Gran Canaria, la quiere, y que se da la casualidad bendita, que esa parcela institucional era la que más bajas voluntarias atesoraba en Canarias porque nadie la aguantaba, y eso a pesar de que la pela es la pela ya que en ese Juzgado es en el que más se cobra por las dietas de las guardias.
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