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La verdad de las mentiras del pucherazo de Podemos y su odio destilado

Tengo 42 años y un hijo de 18 años y votamos al PP, orgullosos de nuestro país y de nuestros mayoresMi abuela con 100 años ha votado al PP

Desde la Provincia de Girona,(Cataluña)España
Tengo 42 años y un hijo de 18 años y votamos al PP, orgullosos de nuestro país y de nuestros mayores!

 

Mi abuela con 100 años ha votado al PP

 

Panadero de Sevilla …bético….Y por supuesto jamás votaría a podemos…..Grande mi partido Grande ustedes. ..Grande España. …Panadero de Sevilla ...bético....Y por supuesto jamás votaría a podemos.....Grande mi partido Grande ustedes. ..Grande España. ...

 

tengo 35 Tengo 45 años y nunca jamás votaría a Podemos...mi voto hoy y siempre al Partido Popular.

 

Tengo 45 años y nunca jamás votaría a Podemos…mi voto hoy y siempre al Partido Popular.

 

 

 

 

 

Estas fotos pertenecen a anónimos españoles que se han atrevido a denunciar el totalitarismo comunista y la indecencia de los podemitas en los últimos días. Representan la verdad de las mentiras de Podemos porque demuestran con su foto la esencia sociológica y la diferencia que existe entre el mundo real y el de las redes sociales dominadas por un enjambre de ideología fascista que esta semana ha destapado el tarro de sus esencias destiladas en el odio.

Hay una diferencia de matiz que divide los dos mundos, el real y el electrónico. En la calle, los vecinos nos miramos a los ojos y a través del wifi no. Por las aceras pasamos de un uno e uno y tras el ordenador, uno solo se transmuta en trescientos, y todos falsos.

Nueva consigna socialdemócrata

Y los podemitas han olvidado la realidad al inventar un «nuevo país» que ellos controlan desde el teclado, una realidad democrática que se expresa con la sencilla regla de «un ciudadano, un voto». Porque la Ley no permite que voten las cuentas falsas. Esas que llevan ya cinco días aullando el lema de muerte a nuestros ancianos. Las mismas que denuncian un falso pucherazo. Y esas otras que nos acusan a los españoles de no tener ética, porque la ética son ellos.