El sepulcro de Cervantes, el hallazgo de sus restos y los enigmas de su biografía

En su primera comedia escrita a mediados de 1580 “El Trato de Argel” uno de los personajes se llama Saavedra y por su boca Miguel de Cervantes cuenta algunos detalles de su propio cautiverio de diez años al modo de los grandes cuadros del Renacimiento en los que el pintor se retrataba en su obra, pero no en el centro, sino a un lado, con modestia infinita.

En realidad sabemos muy poco de la biografía de don Miguel de Cervantes Saavedra. De su imagen hay que asumir que la única verdad que nos han transmitido sus populares ilustraciones es la de la gorguera característica del Siglo de Oro, porque en realidad nunca fue retratado por ningún pintor. Murió pobre, abandonado por el poder que ni tan siquiera le pagó las mercedes que le debía por los servicios prestados como soldado mutilado en acto de guerra.


«Nos queda para la eternidad la letra de Cervantes, la grafía, sus órdenes a la pluma por la que hoy podemos comenzar a leer un retazo de su biografía»

Nos queda para la eternidad la letra de Cervantes, la grafía, sus órdenes a la pluma por la que hoy podemos leer un retazo de su biografía a través de ese humilde personaje, el tal Saavedra, cautivo por el moro que dice en “El trato de Argel”:
– “Deja el llanto, ya; que no es bien que se haga duelo.”

«Con la localización de los restos de Cervantes en el Convento de las Trinitarias, se podrá comenzar a escribir con la verdad su vida, 400 años después, y de paso, honrar con merecimiento la memoria de su hazaña universal de crear la novela moderna»
Con una letra de hombre maduro según propone el historiador César Brandariz que ha estudiado otro manuscrito redactado por el genio en su cautiverio y que conserva la Real Academia de la Historia, una égloga de veinte folios escrita en castellano, latín y portugués, y que aparte de otras investigaciones, lleva al escritor madrileño a aventurar que Cervantes no nació en la ciudad de Alcalá de Henares y sitúa su nacimiento dos años después de la oficial, y dogma de estado, de 1547, en el Bierzo, “en la aldea Cervantes, territorio de Sanabria, Reyno de Galicia“.
Un enigma de infinitos silencios en su biografía del gran escritor que representa a España, del que poco sabemos, que quizás, tartamudeaba con una voz tan grave como de cuervo, y que con la localización de sus restos en el Convento de las Trinitarias, se podrá comenzar a escribir con la verdad su vida, 400 años después, y de paso, honrar con merecimiento la memoria de su hazaña universal de crear la novela moderna.
