Críspulo Mochales ejercía de sexador de pollos en un pequeño pueblecito de Teruel. Era un señor regordete, entrañable y poco avispado, similar (salvo en la especie zoológica) a Winnie the Pooh, aquel osito que tenía muy poco cerebro.
Las andanzas del pobre Críspulo y las palabras de reconocimiento de Azorin
