El maltrato al español, la eñe, el sentido común y el violonchelo en el B.O.E. Por Manuel Artero

Violonchelo o Chelo, pero no Violoncello
Violonchelo o Chelo, pero no Violoncello

 

«Mirar, Oír, ver y admirar en honor de «las pequeñas cosas», la injusticia que sufre el español con la palabra violonchelo»

No hay manera que olvide el viejo oficio del periodismo. Ni ahora que tengo como meta la casa de los maquis y el «rural power» como editor de La Paseata.

Indigna la doble moral, inquieta el doble rasero y sorprende hasta la náusea el engaño por partida doble. Y que bien luce la «ñ» del Instituto Cervantes y sus costosos lemas acerca de la expansión y la fortaleza de la lengua castellana. Incluso parece como si  «papá estado»  estuviera «ocupándose», cada día, de nuestra lengua común con todas las tareas difíciles que tiene que acometer cada mañana. Pero resulta que todo parece propaganda, un sutil juego de los espejos, algo así como el anuncio de un caro perfume en el que dentro del frasco no hubiera esencia, porque el contenido huele mal.

La realidad a poco que se escarbe nos muestra, cuando menos, la desidia  en relación con la defensa del idioma. Y no me refiero a las profundas polémicas acerca de la inmersión lingüística, las ikastolas o las multas por rotular en español… Los españoles ya sufrimos la «ley de Educación en Cataluña»…  Qué para estas categorías existen ya legión de costosísimos tertulianos y aprendices de políticos capaces de hablar sin decir nada. Mirar, Oír, ver, reflexionar y admirar en honor de «las pequeñas cosas», la injusticia que sufre el español con la palabra violonchelo.

«Preparo las matrículas para el curso que viene en un conservatorio y cuando entrego los papeles a la jefa de secretaría, se extraña de mi grafía: Violonchelo» 

Preparo las matrículas para el curso que viene en un conservatorio y cuando entrego los papeles a la jefa de secretaría, se extraña de mi grafía «v i o l o n c h e l o» . Juntos, miramos la enciclopedia Larrouxe que hay en el despacho. Al rato me confiesa que hace ya dos años un profesor violonchelista,  al oido, con sigilo y contundencia, le sugirió que en los documentos oficiales escribiera «cello». Y ella desde entonces lo hace. Y es que, además, en el sistema informático que refleja los boletines del B.O.E. se puede leer: «v i o l o n c e l l o». Nos reímos. Al parecer el mencionado profesor iba para director de negociado, mas que para músico. Qué de todo hay.

Y es que hablo del Boletín Oficial del Estado y los programas informáticos de las diferentes administraciones públicas. Resulta que aunque en la vigésima segunda edición, la última, del Diccionario de la Real Academia Española, no aparece ninguna acepción para la palabra «violoncello», la mayoría de las notificaciones oficiales de este instrumento musical que publica el B.O.E. constan así, en el papeloficial: violoncello.

Es más, el diccionario panhispánico de dudas del año 2005 afirma que violoncello es la voz italiana… ¿por qué entonces utilizamos palabras italianas en la burocracia del estado español? ¿Así somos más finos e intelectuales? ¿Se trata de un homenaje oculto al barroco italiano «concertante»?

Manuel Artero Rueda

Manuel Artero Rueda ha dedicado toda su vida profesional a la televisión en la empresa pública RTVE donde, en los últimos veinte años, y después de haber trabajado como ayudante de producción y realización. ha realizado su oficio de periodista como reportero en el programa Informe Semanal, para el que ha realizado mas de trescientos reportajes. Licenciado por la Universidad Complutense, es autor del libro "El reportaje para televisión un guiño a la noticia" , un práctico temario con el que ha impartido clases tanto en el Instituto Oficial de RTVE como en el máster de periodismo de la Universidad Rey Juan Carlos. Desde el ERE inventado por Zapatero para TVE, dedica su esfuerzo y trabajo esta "La Paseata" un sencillo blog personal que con el paso de los últimos años, se ha convertido en una modesta revista electrónica en la que colaboran un grupo de amigos a los que une el amor a España.

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3 comentarios

  1. Pues sí, amigo Manuel, hay que estar vigilantes para defender este idioma, el español, al que amamos y en el que nos comunicamos. Lo que pasa, al menos me pasa a mí, es que muchas veces, en esta defensa, me he quedado agarrado a la brocha después de que me quitaran violentamente la escalera. No es la primera vez que defiendo a ultranza una palabra o censuro el uso indebido de un término y, cuando quiero darme cuenta, la Real Academia ya lo ha autorizado. Así que mi «cruzada particular» por defender nuestra lengua se ha hecho más cautelosa. Al parecer, la aceptación o no de un término, la frontera entre lo correcto y lo incorrecto, parece depender de que lo repita mucha gente el tiempo suficiente. Yo seguiré escribiendo violonchelo pero no me produciría demasiado escalofrío convertirlo en violoncello. Si quieres que te diga la verdad lo que me tiene aterrado últimamente es comprobar cómo va calando entre nuestros presentadores y presentadoras, políticos y políticas, etcéteras y etcéteros, esta estrambótica manera de interpretar, y pretendidamente fomentar, la igualdad entre los sexos.

  2. No deja de ser paradójico ver en Barcelona, que mientras el ayuntamiento te puede multar si no rotulas en catalán tu negocio, el mismo ayuntamiento monta un colosal negocio de alquiler de bicicletas,( arruinando a los negocios existentes para más inri ), y lo bautiza «Bicing», vocablo catalán de pura cepa, como todos sabemos…

  3. Totalmente de acuerdo Manuel. Y lo que cuenta BartoloméC es… incalificable. Es para echarse una buenas risas… por no llorar.

    Mis amigos y yo siempre comentamos lo mismo… Como un día el mejor Woody Allen venga a España con ánimo de satirizar de verdad (y no sólo a rodar a cuatro celebridades juntas…), nos hace un cuadro que vamos a flipar (por cierto, palabra que viene en la RAE). En este país tenemos materia prima para él para dar y tomar… ¿O no?

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