
«Y no solo se han apoderado de los puestos trascendentales en los gobiernos, sino que además escriben manuales… ¡Anda!, ¡como Hitler!: (Mi lucha)»
Una, que pocas veces sabe lo que quiere pero que siempre ha sabido lo que no quiere, anda toda despistada cuando mira al mundo de la política española y sigue mirando todo el rato sin poder explicarse tanta falta de sesera. Y es que una persona debe primero explicarse cosas a sí misma para poder explicarlas después a los demás si es que se lo permiten. Así que yo, erre que erre, venga de devanarme y devanarme la sesera, ¡y que nada! Solo he podido llegar a una conclusión: que los tontos han tomado el mundo. Y no solo se han apoderado de los puestos trascendentales en los gobiernos, sino que además escriben manuales… ¡Anda!, ¡como Hitler!: (Mi lucha)
No es casi deleznable ser bobo y llegar a algo, lo que lo es por completo, es el que, al menos, no se disimule. Y entonces caigo en una consideración que me roza con sus garras horribles a mí y al resto del personal: – ¡Dios mío! ¿Quién los ha puesto ahí?… ¿Por qué ni siquiera se molestan en hacerse los listos?… ¡Horror!… ¡La culpa no es de ellos!… ¡Espanto!
Y la culpa se da la vuelta, cae encima de mi como una bayeta mojada y me aplasta.
Y con las mismas, mi sombrío rencor se cierne, ya no con los estúpidos que me gobiernan, sino sobre mí y todos los votantes españoles que hemos utilizado el don de la visión para mirar Sálvame y poco más y que votamos al buen tuntún desde hace décadas.
«Y es que votar por ideas obsoletas heredadas no resulta nunca bien. Aquellos que vivieron la ignominia han sabido dejar herederos»
Y es que votar por ideas obsoletas heredadas no resulta nunca bien. Aquellos que vivieron la ignominia han sabido dejar herederos. Herederos de conceptos y no de realidades. Porque la realidad cambió hace mucho tiempo. No han legado dinero a sus nietos, pero si han dejado una abultada bolsa de rencor. El rencor, es como un ser resbaladizo y verde con los pies enterrados en arenas movedizas que no le dejan avanzar en el tiempo.
Entonces… ¿De quién viene la tontería?… ¡Uy, uy!, me voy a callar porque ahora soy yo quien pisa arenas movedizas.
Lo que es innegable es que los españoles somos pacientes y sufridos. Por seguir a una idea, muchos han dejado a un lado su comodidad para servir a una ideología caducada. Por ello, aquellos que han ido fustigando la patria, también han probado nuestra paciencia. Cada vez han sacado la patita un poco más del plato. Cada vez han ido apretando el gaznate del país un poquito más…
– ¿A ver?… ¡Pues no pasa nada!… ¡Un poquito más!…
Y de resultas de ese poquito más nos encontramos ahora mismo como último trofeo, con un presidente okupa al que nadie quería, al que se despidió con cajas destempladas y que pudo volver tan tranquilo. Con una serie de partidos, algunos en el poder, a los que les da ictericia nombrar la palabra España y que trabajan como hormiguitas en contra del país y comiendo y viviendo de lo que extraen del pueblo, o sea, yo y los demás; cuando deberían estar prohibidos bajo penas considerables.
Montón de leyecillas infectas provenientes de tontos a las tres, a las cuatro y a las cinco que viéndose en la obligación de decretar algo, ponen patas arriba la vida cotidiana del consentidor, o sea, todos nosotros.
«Voy a ver si puedo sugerir que deberíamos dejar la tolerancia para cosas más íntimas y comenzar a aporrear la realidad»
Me miro al espejo y parece que el pelo se me ha puesto más blanco. Como lo comprendo, me doy media vuelta y dejo de mirar. Voy a ver si puedo sugerir que deberíamos dejar la tolerancia para cosas más íntimas y comenzar a aporrear la realidad para exigir con toda propiedad, nuestra paz, nuestra felicidad y nuestro tranquilo vivir al que todos tenemos derecho por el solo hecho de nacer.
Y hacer uso de nuestro privilegio y protestar y dejar de tolerar lo que luego criticamos. Nunca más un imbécil en el poder. Nunca un enemigo pagado.
«Lo mejor de todo es que ya no hace falta escribir nombres para que se sepa a quien se refiere el apelativo de
tontos. No se si es bueno o malo. Pero es»
Mítines vacíos. Castigos inteligentes – he dicho inteligentes- en las votaciones. Ninguna comprensión a la venta de nuestros medios de comunicación y de nuestras empresas. No comprar periódicos, no ver cadenas vendidas ni alquiladas, No dar cancha a empresas no españolas, por nacionalidad o por venta.
¡España es en verdad de los españoles!… ¿O no?… ¡Ay, ay!… Que me temo lo peor.
Posdata: Lo mejor de todo es que ya no hace falta escribir nombres para que se sepa a quien se refiere el apelativo de
tontos. No se si es bueno o malo. Pero es.