Ignacio Rodríguez Márquez 
Llevamos ya bastantes años cargando con el tema catalán que acaparan los telediarios, los informativos radiofónicos y las portadas de la prensa escrita. Que si Arturo Mas dice una sandez, que si alguien de Ezquerra Republicana dice otra aberración, que los de la CUP se pasan tres pueblos, así hasta la saciedad mientras el impresentable Torra se burla de la ley de todos los españoles y los vendidos le ríen las gracias y califican de creativa su farsa para no acatar la Constitución.
«Por arte de la magia política y la manipulación, el amor por lo suyo se transforma en la escuela madrasa de los golpistas en odio por lo ajeno»
Pero casi nadie se ha ocupado por analizar las fases por las que pasan los independentistas. Empecemos por las raíces del árbol, la esencia y origen de todo: el catalanismo, el lógico punto común que une los sentimientos mas sinceros y naturales de cualquier ciudadano, incluyendo a los catalanes. Es ese amor por la tierra que vistes al nacer o en la que llevas afincado muchos años y a la que te sientes ligado.Hasta aquí todo aceptable e incluso compartido. Pero cuando entra en esas almas la política, hay una transformación, su fisionomía muda de aspecto, convirtiéndose en una máscara un tanto patética y de compleja definición. Por arte de magia, el amor por lo suyo se transforma, ademas, en odio por lo ajeno. Incluidas personas y territorios que la circundan. Se convierten sin razón alguna en sus enemigos a los que culpan de sus desgracias. Y es que se consideran a partir de ese instante en superiores, en mejores. Viven en una nube irreal, en una realidad ficticia y perversa a base de falsificar la historia y así huir de la realidad cotidiana. Por eso falsifican el pasado sin rubor.
«La mentira toma carta de naturaleza, con la intoxicación de los adolescentes en las escuelas madrasas como arma principal, y se llega al odio y al secesionismo»
Algunos de esos nacionalistas pasan la barrera de cordura y tras un periodo de alteraciones de la verdad, en un proceso donde la mentira toma carta de naturaleza, con la intoxicación de los adolescentes en las escuelas como arma principal, se llega al secesionismo. Ya el amor por su tierra da paso a una sinrazón que les lleva a querer separarse del resto de compatriotas. Como si un brazo quisiera separarse del cuerpo al que pertenece. Sin mas razones que la mentira por bandera y sabiendo que por si solo no es posible vivir.
Da la impresión de que se creen con más privilegios que el resto de españoles, como si los asturianos, cántabros, andaluces, castellanos o canarios no tuviesen el mismo amor y apego por su terruño. Olvidan fácilmente el gran proceso evolutivo de mestizaje habido en toda España. Ademas, no tienen otro tipo de privilegios históricos que el resto. Si acaso, en menor grado. ¿O es que es necesario recordar que jamás fueron independientes y que pertenecieron siempre al Reino de Aragón? Deben tranquilizarse y reflexionar por el mal que han sembrado, pues ya tienen más autonomía que la mayoría de países europeos.
