“Tienes la suerte del enano, que se fue a cagar y se cagó en la mano”
Los que ya peinamos canas, o no nos peinamos casi nada por aquello de la escasez capilar, hemos oído de pequeños antiguas y castizas expresiones, de las que hoy destacamos una: “Tienes la suerte del enano, que se fue a cagar y se cagó en la mano”. Mi madre y mi tía Rosa usaban una versión más drástica: “La suerte del enano, que se la pisó meando”. En ambos casos, retrata la mala fortuna con la que nos castiga reiteradas veces el caprichoso destino, que parece cebarse en las desgracias. No obstante, tendríamos que pensar si, en algunos casos, ese cúmulo de acontecimientos desgraciados nos los hemos buscado nosotros mismos con nuestras acciones previas.
El sabio refranero español que hoy no es políticamente correcto y quizás debamos cambiar. Así, cuando veamos a un progre o izquierdoso aquejado de una racha de mal fario deberemos corregir las palabras de nuestros mayores para no exaltar más su sensibilidad. De este modo, diremos: “Padeces unas circunstancias similares a la de los ciudadanos de muy baja estatura, que al ir a expeler las fecales materias, en completo y democrático uso de sus libertades físicas, pueden inadvertidamente excretar sobre la extremidad del cuerpo humano que comprende desde la muñeca hasta la punta de los dedos y que se encuentra unida al antebrazo”. No queda tan original, pero resulta muy apañado.
La suerte del enano parece aquejar en los últimos tiempos a los habitantes de la nueva Catalonia. Todo comenzó cuando el nefasto proyecto tripartito llegó al poder, auspiciado por los apoyos del Innombrable, ese gafe redomado. Primero se les hundió un barrio entero, luego se les colapsaron las autopistas, los trenes de cercanías, los aeropuertos, etc. Ahora, sus gobiernos separatistas no tienen dinero para pagar a las farmacias, la sanidad es manifiestamente mejorable y estarían en quiebra a no ser por los dineros que se les envía desde la pérfida España. Las desgracias parecen aquejar a esta región, antaño próspera y ahora sumida en un mar de problemas y perdiendo a marchas forzadas los puestos de cabeza de la economía española.
Sin embargo, muchos de sus habitantes no reaccionan y, en una especie de “sostenella y no enmendalla”, siguen votando las mismas opciones más o menos separatistas que durante treinta años han demostrado su ineptitud y que parecen preocuparse más por el espantajo de una supuesta independencia que por resolver los problemas de los ciudadanos. No tienen la suerte del enano, sino la que se han buscado.
Sus dizque políticos tienen una receta mágica, aunque ya vieja, para apartar de sí la responsabilidad de su pésima gestión y pasársela a otros. Es muy fácil echarle la culpa a “Madrit”, decir que España les roba y asegurar a la vez que todo se solucionaría si tuvieran la independencia y se produjera la puñetera desconexión. Y muchos habitantes de esa Matrix cataláunica se lo creen como corderitos, y vuelta a votarles.
Mientras tanto, numerosas empresas nacionales y multinacionales cambian, paulatina pero continuamente, sus sedes desde Barcelona a Madrid o a otros puntos de la geografía hispana en los que se presume una mayor estabilidad política y económica. Sería triste que, al final, se dé la vuelta a la tortilla y muchos catalanes tuvieran que emigrar a otras regiones en busca de una vida mejor, al igual que andaluces, extremeños y murcianos lo hicieron en su día para poder labrarse un porvenir.
No tienen la suerte de espaldas, le están dando la espalda a la suerte.
Como todos los buenos escritores de novela negra Joaquín Leguina conoce el alma de los hampones, el perfil de los malos, la psicología de los mafiosos y los entresijos del juego sucio.
El derecho para los golpistas catalanes se gana con las armas
«Si tan falaz y mentirosa es la comparación de Irlanda y el País Vasco no lo es menos el paralelismo entre Escocia y Cataluña que ahora nos venden»
La secesión está más viva que nunca mientras el gran mentiroso doctor cum fraude duerme a pierna suelta sin sentirse aludido por la corrupción de su partido sentenciada en Andalucía. El que dijo que no podría dormir si pactara con comunistas y separatistas ahora les ha entregado los secretos oficiales y mientras ronca y sin que sus latidos ni pupilas den muestra de la más leve variación, ejemplo de libro del trastorno conocido como la «tríadaoscura», se sigue inyectando basura en los cerebro de los españoles de Cataluña para que este despojo siga usando sin pudor el palacio que el rey Hussein de Jordania regaló a don Juan Carlos y que éste, hoy alejado de España, donó al Patrimonio del Estado.
Estos separatistas siempre negando a España, jugando al juego infantiloide de jamás pronunciar la palabra España, como en el juego de niños de no decir las palabras “si” o “no”, algo tan difícil como imposible hablar de Cataluña y de catalanes, sin hablar de la Corona de Aragón de la que siempre formó parte, y de España luego. De lo que hoy es Cataluña no se puede hablar sino a partir de Carlos I de España y V de Alemania en 1521.
Recuerdo el término “saco de mentiras históricas” que empleaba don Antonio Ubieto para definir a los nazionalismos separatistas españoles y ciertamente era la perfecta denominación de aquellas entidades medievales cuya paupérrima realidad histórica y humilde pasado no correspondían a la desbocada ambición presente de ser “nació” o “pais independent” reinventando o reinterpretando un pasado en el que la Cataluña actual no existió como entidad hasta la unificación de sus ocho condados por el emperador Carlos I en 1521.
Los esponsales de la reina Petronila y la creación de la Corona de Aragón. Antonio Ubieto Arteta
Los ocho condados de la Marca Hispanica tuvieron plena jurisdicción hasta el siglo XV. La única excepción fue el Condado de Barcelona que, por el matrimonio del Conde Ramón Belenguer IV en 1137 con Dª Petronila de Aragón, Barcelona quedó entonces incorporado a la Corona de Aragón pero sin variar su condición de condado. Los siete restantes condados (Besalú, Vallespir, Peralada, Ausona, Ampurias, Urgel y Cerdanya) mantuvieron su independencia hasta 1521, cuando el Rey de España Carlos I nombró Virrey de Cataluña al Arzobispo de Tarragona, don Pedro Folch de Cardona. Por lo tanto Cataluña no existió como región hasta esa fecha y, por lo tanto, no pudo actuar nunca antes como entidad histórica unificada.
Imparapla
Si tan falaz y mentirosa es la comparación de Irlanda y el País Vasco no lo es menos el paralelismo entre Escocia y Cataluña que ahora nos venden, pues es difícil, si no imposible, que encontremos dos secuencias históricas más radicalmente diferentes y opuestas por, entre otras, CINCO RAZONES CLARAS y evidentes a la luz de la Historia y que oí enumerar certeramente por primera vez al profesor César Vidal.
Romeva el embajador
La PRIMERA es que Cataluña jamás ha sido ni independiente ni soberana. Cataluña no ha sido reino nunca y Escocia, en cambio sí, porque nunca se romanizó del todo al contrario que Inglaterra. Adriano y Antonino Pío construyeron los muros para dejar a los pictos y su tierra pobre e improductiva al otro lado, llegándoles la cristianización más tarde de la mano de los monjes irlandeses.
Escocia fue independiente hasta el siglo XVII y Cataluña nunca lo fue. Con Roma su territorio era parte de la provincia hispana de la Tarraconense y ni siquiera cuando era un conjunto de condados, inicialmente llamados Marca Hispánica, siendo elemento fronterizo parte del imperio carolingio. Incluso hoy llegamos al paroxismo cuando los orates del catalanismo hablan del “imperio romano catalán”. Como decíamos, luego pasaría a integrarse en la Corona de Aragón, con el condado de Barcelona como más importante de los condados a la cabeza, allá por el siglo XII tras el matrimonio pactado por Ramiro II el Monje de Aragón por el que su hija la reina Petronila, Petronila regina, y el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV se casaron, continuando su hijo, bautizado Ramón, como Alfonso II de Aragón la secuencia real aragonesa. Nada que ver con esas invenciones y patrañas separatistas de los “condes-reyes” ni con la falacia de la “confederación catalano-aragonesa”.
Un país imaginario
EN SEGUNDO LUGAR Inglaterra y Escocia profesaron confesiones diferentes. En cambio Cataluña profesó la misma que el resto de España, uniendo a todos sus monarcas en un mismo frente de Reconquista frente al islam en el que reyes y condes era familiares, hermanos, primos o cuñados.
Los habitantes peninsulares, incluidos los catalanes, antes de existir este término, eran llamados spanie por la SantaSede, árbitro de la política internacional en aquella época, y a los que recomendaba que como españoles debían combatir en España para recuperarla del islam en vez de ir a Tierra Santa a las Cruzadas. ¿Es que ahora quizás se va a buscar el cadáver de Dalmau de Creixell, héroe de la caballería aragonesa en las Navas de Tolosa para llevárselo al museo del románico donde estaban secuestradas las obras aragonesas de la diócesis de Barbastro-Monzón aún pendientes de su devolución al obispado de Huesca a pesar de sentencias y dictados de Roma pues ya hay una sentencia de la Signatura Apostólica equivalente a un fallo del Tribunal Supremo que les obliga a devolverlas?… ¡pues no!, mientas se ha expoliado el Archivo de Salamanca, con la complicidad de otros, ellos no devuelven nada de lo sustraído.
Los escoceses por su parte eran más cercanos a los puritanos ingleses de Cromwell por lo que no dudaron en delatar a Carlos I de Inglaterra negándole el asilo y colaborando en su captura y decapitación.
Estamos en guerra. Cartel propagandístico de los secesionistas
EN TERCER LUGAR, como ya hemos dicho, Escocia se une a Inglaterra en el siglo XVII, bien entrada la Edad Moderna, vista como unidad dinástica y como mal menor dada la pobreza de Escocia, frente a una Inglaterra próspera e industrial. En cambio a finales del siglo XVIII, con el Corpus de Sangre, Cataluña se separa para unirse a Francia, suplicando al poco regresar tras la dolorosa experiencia, y recientemente tuvimos a un Arturo Mas mas suplicando la entrada de Cataluña en la Organización Internacional de la Francofonía, olvidando que cuando Francia tuvo el poder prohibió la enseñanza y el uso en todos su territorios del catalán, cosa que no ocurrió con Felipe V, fundador de los mossos d’esquadra. Olvidando igualmente que desde la dominación carolingia pasaron a formar parte de Aragón y luego de España por el matrimonio de los Reyes Católicos, con un rey Fernando que apoyó las reivindicaciones de los payeses de remensa que vivían en un régimen de semiesclavitud respecto a la nobleza catalana.
Un solo pensamiento. El lema del Diari de Barcelona
En cuanto a la lengua, EN CUARTO LUGAR, Escocia no ha enfatizado en el gaélico, Cataluña ha empleado los últimos treinta años la lengua como arma de enfrentamiento y segregación de los castellano-hablantes. Sólo desde finales del siglo XIX se puede hablar de lengua catalana que siempre fue conocida como lemosín, e sus diferentes variantes. En Escocia la enseñanza es en inglés y el gaélico es testimonial, en Cataluña la enseñanza en español y el empleo de la lengua española en el comercio se ha visto relegado por la imposición mediante una policía lingüística por parte de los separatistas con la anuencia, la pasividad o la complicidad de los gobiernos centrales que siguen sin hacer nada ante los incumplimientos de las sentencias del Tribunal Supremo.
Cartel propagandístico del 11 de septiembre
Y para terminar EN QUINTO LUGAR, mientras Escocia fue siempre un reino rural y pobre quedándoles desde antiguo el recuerdo, como única salida, el recurso de alistarse en los ejércitos británicos, en Cataluña encontramos una región protegida y favorecida desde el gobierno de España, con un proteccionismo que ha llevado a preferir los productos catalanes más caros que los de otros lugares empleando por su parte al resto de España como un mercado cautivo, a pesar del discurso machacón y victimista del separatismo catalán que es incapaz de reconocer el trato favorable recibido de España tanto en términos económicos como fiscales incluso tras la llegada de la modernidad, con medidas como el conocido arancel Cambó, las especiales ayudas y trato recibido del régimen franquista que alcanzó igualmente al País Vasco, y que en el último estatut, que tuvo como principal aliado al anterior presidente del gobierno quien afirmó que se aprobaría “lo que viniera de Cataluña”, que “no ocurriría otra cosa que lo que los catalanes decidiese darse” entre otras flores infumables como aquella, dicha como presidente del gobierno español, de que “España era un concepto discutible y discutido”. Consiguiendo con esa actitud el mantenimiento de una situación de privilegio y favor hacia unas élites cebadas en la corrupción, en lo económico y en lo político.
Mientras que Escocia fue un pariente pobre de Inglaterra, Cataluña fue un pariente privilegiado y rico, sobre el resto de las regiones españolas, unos auténticos primos, gracias al favor del gobierno para contentar a sus élites que nada serían capaces de hacer en un mercado libre sin clientes cautivos, de los que impunemente afirman que les roban… ahí tenemos a Jorge y sus pujolets, sus polluelos, su famiglia, y una casta política conocedora de sus desmanes, más la casta económica cobarde, incapaz de denunciarlos, que los ha alimentado creando una deuda respaldada por España que supera ya los 60.000 millones de euros sin haber emprendido ningún recorte significativo.
¡Basta ya de incitar al odio guerrecivilista! y de mantener ese estatus agresor con muestro dinero.
A finales de octubre de 1932, con motivo de los actos preparativos de la Asamblea Regional Andaluza encargada de preparar la autonomía para la región, asamblea que acabaron abandonando los representantes de las diputaciones republicanas de Granada, Jaén, Almería y Huelva, en rechazo al proyecto autonomista planteado, con el posterior alcalde republicano de Granada, Ricardo Gorro, increpando a la Asamblea: ¡Repasar la historia!, la Comisión andalucista hacía público en la prensa el siguiente comunicado:
Los «iluminados» del separatismo andaluz, a los que, al contrario de Cataluña y País Vasco, apenas nadie siguió, alegaban que la supuesta raza árabe de los andaluces había creado un idílico paraíso andalusí
Esta basura también se extiende por los libros en los que leemos “Jaime I es hijo de Pedro I el Católico y de María de Montpellier. Tendrá el honor de ser rey de Cataluña, pero su infancia no será fácil” (sic)
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