La izquierda tiene temas tabú sobre los que ejerce una superioridad moral : Aborto, Cambio climático, República, Inmigración, Sexualidad…
La Portada de Linda Galmor: La izquierda tiene temas tabú

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La izquierda tiene temas tabú sobre los que ejerce una superioridad moral : Aborto, Cambio climático, República, Inmigración, Sexualidad…
En un país democrático y de pensamiento libre, nadie se vería en la necesidad de hacer juicios de valor sobre cualquier tendencia sexual.
Cada desgracia de carácter homofóbico es una tragedia, desde luego pero por lo de la inquisición rosa no paso ¡Por ahí sí que no!
¿Lo del descubrimiento personal de la sexualidad y juegos exploratorios estimulantes para los niños de 0 a 6 años en las escuelas es también para los musulmanes?
¿Por qué le llaman violencia de género cuando quieren decir enfermedad mental, maldad pura, educación errónea, fracaso humano, ignorancia…?
Hoy en el Ministerio de Igualdá están celebrando el proyecto de ley de libertad sexual:Sola y borracha quiero llegar a casa
Regular todo sobre el comportamiento sexual me recuerda algunas dictaduras en las que están prohibidos algunos juegos sexuales, en el colmo de la mentecatez
Usted señora Gimeno lo que es, es una filósofa de aquí te espero; solo que, su filosofía, se ha centrado en lo que antiguamente se llamaron las vergüenzas»
La naturaleza ha hecho que los seres humanos no se reproduzcan como los caracoles que adoptan los diferentes sexos según convenga
Sus habitantes no quieren asumir la realidad de su biología y eso es en el universo un sacrilegio que conduce irremisiblemente al exterminio
A mí, que no nací en democracia, fui mujer y española, me estafaron emocionalmente siempre; pero los victimismos me resultan insufribles. De la dictadura conocí mis años de Bachillerato. Enteros. La sociedad que nos rodeaba era provinciana, pobre, atrasada y bastante ignorante. No había colores ni demasiada música. Mi familia no era rica, y sigue sin serlo; pero me “mandaron” a un colegio de pago. Siempre estudié en privada. Todo, visto desde aquí, fue espantosamente ridículo, apolitizado, católico y con una “sexualidad” brutalmente reprimida. Prohibida en muchos casos. Eran aquellos años del coletazo final del franquismo, el despegue económico-social y la apertura. Y por todo ello reniego de la corrección política.
Nosotros éramos jóvenes que convivimos sin agredirnos políticamente y transgredimos, con más o menos aciertos, las reglas. Yo me salté tantas como pude y me dejaron. Los disgustos familiares no fueron sin importancia y me escapé de casa. Después fui ilegal en Francia hasta que conseguí una beca y permiso de residencia del Estado francés. Me casé por lo civil y no fui de viaje de novios porque mi marido, que era Catedrático, consideraba que su vida privada no repercutiría negativamente en sus alumnos. Me pareció natural y volví a mis clases (Tercero de Filología Francesa). Teníamos bombillas en los techos, un apartamento de alquiler que miraba al mar, y dormíamos con un colchón en el suelo y el mejor equipo musical del mundo mundial. Lavaba a mano la ropa y salíamos a cenar, chuletones de Buey, y cosas así, a menudo
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Mi marido no exigía nada ni daba un palo al agua en casa. Se consideraba “natural” y pese a ser un “moderno” aquello no le incomodó ni diciéndoselo yo. En todas las casas se cocían las mismas habas: en el mejor de los casos, que era el mío. Él era 10 años mayor. Y, con los suyos y los que yo tengo ahora, cubro toda una jubilación. Para decirles que pertenezco a la primera generación de mujeres “rompedoras” y sin apoyos. Fuimos contadas. La mayoría se adaptó y trampeó la verdad para evitarse mayores problemas. En muchos casos, son las mismas que hoy son las más modernas, las de mentalidad más avanzada, las más puestas… Todas son de izquierdas, buenas, trabajadoras y muy morales. Independientes, ningún ama de casa, que da mucha vergüenza y no se lleva, y al hombre lo tienen a raya. Son feministas y socialmente muy correctas y comprometidas. Son ateas que compraron piso, se casaron por la iglesia y bautizaron a sus hijos. Y el descuadre me repatea.
A mi la sexualidad de cada uno me importa en principio un rábano. Considero que es un tema que pertenece a la intimidad de cada cual. Lo mismo que la religión o la política mientras están en el ámbito privado del pensamiento y el orden que exige la realidad. Pero cuando en esta sociedad del siglo XXI, tan avanzada por otra parte, los grupos LGTB sacan a relucir su intimidad en carnavales y desfiles, sin tener en cuenta que esto pueda agredir a una parte de la población