
«Tantas veces como Iglesias mienta sobre el rescate a la banca insistiré en llamarle mentiroso porque sabe muy bien que lo que hubo que rescatar fueron las Cajas de Ahorro»
Tantas veces como Iglesias mienta sobre el rescate a la banca insistiré en llamarle mentiroso porque sabe muy bien que lo que hubo que rescatar fueron las Cajas de Ahorro. Unas entidades perfectamente saneadas hasta que los políticos hundieron sus ávidas manos en sus Consejos de Administración, para financiar con el dinero de los ahorradores proyectos faraónicos ( aeropuertos donde jamás aterrizó un mísero avión, palacios de congresos donde nunca se ha reunido nadie para nada, hospitales vacíos…) destinados únicamente a la mayor gloria de los dirigentes políticos (¡ y a la consiguiente compra de votos!).
Una pequeña muestra: Caja Castilla la Mancha; Hernandez Moltó; Caixa Catalunya, Narcis Serra (PSOE); Miguel Blesa y Santín (PP y IU)… hubo más pero tan solo estas tres ya se llevaron la inmensa mayoría de los cientos de millones de euros que costó evitar que estas instituciones quebrasen definitivamente, llevándose por delante los ahorros de los miles de pequeños ahorradores que habían depositado en ellas el fruto de su trabajo.
Porque no es cierto que las Cajas no fuesen de nadie, como dijo un desaprensivo político para justificar su apropiación (totalmente indebida). Las Cajas eran de sus imponentes, como definen en su argot a los depositarios de su dinero. Las Cajas eran de los que habían confiado en sus directivos a fin de que con esos fondos contribuyesen al desarrollo económico de las respectivas regiones (que para eso se crearon) no en quienes pretendieron utilizar esos fondos para sus proyectos políticos.