Orgulloso del ejemplo que dio a sus paracas el entonces General Jefe de la BRIPAC, JUAN GÓMEZ DE SALAZAR MINGUEZ, con motivo del fallecimiento en acto de servicio de la Cabo legionario paracaidista ARANTXA LÓPEZ MUÑIZ.

«España, más que nunca, necesita de políticos, magistrados, periodistas, empresarios, abogados… de la calidad humana y profesional de Gómez de Salazar y de López Muñiz»
España, más que nunca, necesita de políticos, magistrados, periodistas, empresarios, abogados… de la calidad humana y profesional de Gómez de Salazar y de López Muñiz. ¡Qué buen vasallo sería si tuviese buen señor!
Lo comparte conmigo un viejo compañero de armas, Javier Cordero, y lo hago propio como no podía ser de otro modo. Pasan los años y el hecho de vivir y convivir cinco años cursando la carrera de las armas hace que a pesar de la distancia física, la distancia emocional sea mínima. Me escribe sobre una joven soldado, Arantxa, una prometedora flor nacida el 18 de marzo de 1988 en Galaroza, una pequeña población de 170 habitantes ubicada en pleno Parque Natural de la sierra de la Sierra Aracena y picos de Aroche situado en la hermosa provincia de Huelva. En el año 2006 su vocación la llevó a ingresar en el Ejército de Tierra con la especialidad de hostelería y alimentación, siendo destinada al Grupo Logístico Paracaidista, su primer y único destino. Ascendió a cabo en el año 2011 y en su corta vida militar se hizo acreedora a una Mención Honorifica y fue galardonada con el premio “Al mejor paracaidista”. La vida le deparó una muerte prematura. Falleció en acto de servicio el 18 de agosto de 2011 a consecuencia de un accidente que se produjo durante la realización de un salto paracaidista de instrucción en la localidad de Casas de Uceda, Guadalajara sede de la Brigada Paracaidista.

«Reunió a la patrulla en el lugar donde cayó Arantxa y allí mismo sobre la tierra donde se precipitó la dama legionaria paracaidista recitó la Oración Paracaidista»
El entonces General Jefe de la Brigada Paracaidista era Juan Gómez de Salazar, también compañero de armas, quien en aquel duro momento se encontraba de permiso oficial pero que de inmediato se presentó en Madrid, llegó a su unidad, vistió el uniforme de campaña y aquel fatídico día también en que había programado salto nocturno, fue a la Base Aérea, se equipó con el paracaídas y salto aquella misma noche. Reunió a la patrulla en el lugar donde cayó Arantxa y allí mismo sobre la tierra donde se precipitó la dama legionaria paracaidista recitó la Oración Paracaidista.
Al poco tiempo escribió esta editorial en la revista Boina Negra que reproduzco a continuación: «Ser buen paracaidista no es tarea fácil. Lo sabéis tan bien como yo, la vida del «paraca» encierra muchas penalidades, es muy dura y es diferente porque es más arriesgada. Porque la incertidumbre del salto es nuestra más fiel compañera y porque saltando hemos adquirido el sentido del riesgo. Ese sentido es con el que conseguimos vencer al miedo y despreciar al peligro si ello fuese necesario. Y lo conseguimos gracias a que nuestro auténtico jefe, ése que tantas veces nombramos en nuestra Oración, nos ayuda a lograrlo porque sabemos que siempre estará allí para abrazarnos, curar la herida o, como hizo con la Cabo Dama Legionaria Paracaidista doña Arantxa Lopez Muñiz, recoger nuestra alma. El 18 de Agosto de 2011, falleció en acción paracaidista, en lo nuestro, dio su vida por España, por el Ejército, por su BRIPAC y por todos nosotros. Tuvo sentido del riesgo y dio cara a la muerte, entregándolo todo con la mayor generosidad posible; como si de un mero trámite se tratara; sin medir las condiciones ni las consecuencias; como hacen las verdaderas Damas Legionarias Paracaidistas. Vuestro General«.

«Vivir por, jamás vivir de, y llegado el caso dar el paso al frente y afrontar el fatal momento con dignidad»
Con un fuerte abrazo para sus padres Juan y Ede, su hermana Tamara, familia y amigos. ¡CON NOSOTROS!
Gracias Javier por traerme ese bello recuerdo que nos lleva a recordar lo que somos y para lo que nos formamos… vivir por, jamás vivir de, y llegado el caso dar el paso al frente y afrontar el fatal momento con dignidad.