
«Tengo la suerte de tener un ejemplar de El Espejo del Mar dedicado por Javier Marías, que además de editor y director de la colección Reino de Redonda es su traductor»
En mi cotidiano ejercicio de supervivencia recuerdo los buenos momentos que me aportaron el verano, la mar y la navegación. Esos vientos del sur que me proporcionaron en la bahía de Altea singladuras que amarraron a mi memoria la presencia de la plenitud.
El viento en popa y el velamen «a la francesa», en orejas de burro para beber la cerveza fría del tambucho. Esos momentos en los que hasta Sora, la Gos d’Atura familiar , disfruta de la navegación. Con tan solo dos años y poca experiencia marinera, la pastora nos sorprende y hace reír a la tripulación, porque sin que nadie le diga nada cambia de posición en los bordos del Barco. Oímos atentos a Bernardo, el patrón, decir «- A la de tres viramos. Uno, dos y…» , y ya está la peluda pasando de babor a estribor.
En días tranquilos de verano el mediterráneo parece un mar amigo. Nada te hace recordar su tremendo poder, crueldad y su falta de generosidad para con los hombres. Creo que nadie lo ha expresado mejor que Joseph Conrad: «El mar tiene el temperamento falto de escrúpulos de un autócrata salvaje malcriado por la mucha adulación. No puede soportar el menor asomo de desafío, y no ha dejado de ser el enemigo irreconciliable de barcos y hombres desde que los barcos y los hombres tuvieron la inuadita osadía de lanzarse a navegar juntos pese a su ceño. Desde ese día no ha dejado de engullir flotas y hombres sin que su resentimiento se haya visto saciado por el número de víctimas, por tantos barcos naufragados y tantas vidas truncadas». El Espejo del Mar. J.Conrad. pag 228.
Recuerdos de Verano, del crepitar de las velas, único sonido que permite al hombre soñar con la libertad, de acción, de amigos y lectura que hoy me permiten mirar de cara y sin miedo al futuro.

Tengo la suerte de tener un ejemplar de El Espejo del Mar dedicado por Javier Marías, que además de editor y director de la colección Reino de Redonda es el traductor de este libro inolvidable del que su autor siempre dijo que había sido el que mas trabajo le dio en su vida y le supuso mas dificultades. Y hay que tener en cuenta que a Joseph Conrad, el hecho de escribir le resultaba difícil y doloroso, como refleja este comentario suyo tras completar la novela Nostromo (1904), considerada por muchos críticos como su obra maestra: «… un triunfo por el que mis amigos podrán felicitarme como si hubiera salido de una grave enfermedad«.

Mi querido Manuel
El mediterrananeo es un mar de vientos mistral .xalo,levante,tramontana.El mediterraneo sopla con empuje en nuestras velas.Pero yo he visto en el Mediterraneo tormetas de una fuerza tal que me recordaba los mas violentos huracanes.
Hace muchos años en MENORCA en Punta Nati volamos con el NATRIX MAURA en una tarde que no se la deseo a mi peor enemigo.
Otra mañana esando fondeados a la RADA de FOLNELL tuvimos que salir de la «castaña» y saliendo de la bocana de entrada de fonell veimos como grandes yates franceses entraban …………Alli fuimos con el WEDS WIND ceñimos ,rizamos velas y nunca me lo pase tan magnificamente bien,saltamos encima de las crestas de las olas y en ese salto nuestro barco se precitaba al vacio del seno de la misma rompiendo el mar el millones de ROCIONES de agua que caian en nuestros cuerpos………asi mas y mas……………LA MAR ES ASI…una novia a la que siempre se ama
Yo guardo con cariño un ejemplar de este libro, que hace unos años la familia Artero me regaló firmado por los cuatro. Un saludo amigos, me encanta ver la plena entidad que se le dá al Juno, me recuerda al trato que en mi familia le damos al Cucurucho. Creo que acaban siendo uno más de la familia, verdad?