
«Alegremos nuestra vista con el arte de verdad mientras en muchas plazas públicas españolas se colocan adefesios a los que se llama arte»
Cuando veo cómo se prostituye desvergonzadamente la palabra Arte y se adjetiva como artista a cualquier mendrugo manazas alguien me recuerda cómo un ser era capaz de reflejar en duro mármol la sensación de un blando colchón sobre el que yace un hermoso cuerpo.
Me refiero al artista que esculpió un colchón en mármol de Carrara sobre el que yace relajada e indolente la bella y realista Hermafrodita Durmiente que casi nos incita a pasar de puntillas para no perturbar su despreocupada siesta.

La obra fue realizado por el gran Bernini en 1619 a petición del Cardenal Borghese. Mide 1’69 metros y es de tal realismo que el mármol transmite la sensación visual del acolchado que incitan a comprobar la calidad del mullido.
El evidentemente superdotado Bernini contaba tan solo con 20 años cuando lo esculpió.
Alegremos nuestra vista mientras en muchas plazas públicas españolas se colocan adefesios a los que se llama arte.