Rodolfo Arévalo 
«Aquí el personal oye la palabra derecha y empieza a giñarse por las patas “pabajo”. Muy al contrario en Francia, y otros lugares de Europa»
No sé que ocurre en España, aquí el personal oye la palabra derecha y empieza a giñarse por las patas “pabajo”. Muy al contrario en Francia, y otros lugares de Europa, en los que decir ultra derecha es mucho mejor que decir ultra izquierda. En ese país, Francia, la ultra izquierda está representada por Mélenchon que, afortunadamente para ellos, ocupa un discretísimo cuarto lugar en las expectativas de voto y quedará fuera del arco parlamentario, expresión esta puesta de moda por periodistas in, frente a periodistas out.
Yo sinceramente prefiero llamarlo Hemicirco, porque se pasan el día, sobre todo el gobierno, haciendo malabares y juegos de mano para confundir al personal y que no nos enteremos de nada. La última propaganda es eso de que la responsabilidad de la inflación, el precio de la gasolina y un extenso etcétera, incluyendo el paro creciente, la culpa como digo, la tiene el desalmado de Putín, que mira que hay que ser ¡eh! ¡so Putin!
Pero aquí, desafortunadamente para los españoles, este presidente tiene suerte porque el pueblo no se entera de la fiesta, y prefieren irse de “puenting” Tarantino, de manera que sus palabras de pequeño salta colinas, porque a saltamontes no llega, parecen no asustar a casi nadie. Lo peor es que están en el gobierno, los Melenchones de por aquí, no todos, pero algunos significativos y revoltosillos sí. Están en el gobierno, por la ¡magnanimidad! de este desequilibrado presidente que ¡no dormiría si Pablo Iglesias fuera el presidente!, pero lo nombra director del CNI ¡Chupate esa Marquesa! ¿Se puede ser más falso y mentiroso? Desde luego el lugar ideal para enterarse de todos los secretos del estado es el CNI, un lugar ideal para tener destacado a un declarado comunista, este sí que ultra.
Esta puntilla acabó con todo tipo de comunicación secreta del mundo libre, USA incluida. No sé si esta es la razón por la que EEUU nos trata como apestados en todos los asuntos, y con respecto a Marruecos se alinea junto a Mohamed VI y no junto a nosotros, “que los queremos tanto, que del amor hicimos desacato a su bandera”, “no es falta de zapateros, juramos adorarles y sin pensar no saludamos a su bandera” ¡Dios!, póngase en el texto anterior la música del bolero “Nosotros”.
En Francia el personal está por el momento con Macron, pero seguido muy cerca, con un tres por ciento menos de votos por Marine Le Pen, que tendría un treinta por ciento de los votos. Algo mas lejos el famoso Zeymour, que mira por dónde me cae bastante bien, porque habla muy clarito y no como los afectados del síndrome buenista de por estos lares. No sé si los franceses han empezado ya con las bobadas de lo políticamente correcto, que se extiende como la pólvora, del masculino, femenino e indeterminado, pero creo que no, y si fuera así me sentiría muy defraudado, puesto que les considero bastante más inteligentes que muchos españoles para andar perdiendo el tiempo en tonterías.
La “grandeur de la France”, ya no es lo que era, porque se han dejado invadir por los que rezan de rodillas mirando a La Meca y ya van por las terceras generaciones, que hay barrios en Francia en que no sabes si estás en la cashba de cualquier país del norte de África. Esto es muy malo para una feminista radical si fuera una “débil mujer” y tuviera que llamar a Jacks para tirar de cremallera de cazadora para abajo y que te rescate, o directamente salir por patas de allí, porque ni siquiera, en algunas de estas “banliues” entra la policía.
Pues eso que el que coja las riendas en Francia va a salir más quemado que la piel de un buen cochinillo al horno. Por Dios Macron, líbrate de esa cruz de cruzado, que les viene mucho mejor, a los que como el Cid eran castellanos, “a las derechas”. Está bien que algo empiece a moverse en el continente Europeo del actual inmovilismo, por eso no sé que ocurre en España, aquí el personal oye la palabra derecha y empieza a giñarse por las patas “pabajo”. Muy al contrario en Francia, y otros lugares de Europa, decir ultra derecha es mucho mejor que decir ultra izquierda, o eso parece.
