
«La primera es que vivimos en libertad, ya quisiéramos, sobre todo para tener el control y la decisión sobre los riesgos que queremos correr»
Hoy en día se cacarean muchas estupideces, la primera es que vivimos en libertad, ya quisiéramos, sobre todo para tener el control y la decisión sobre los riesgos que queremos correr. No señor no, si usted se cree este cuento chino, que no proviene de China, es que está usted calvo, pero no calvo de pelo, sino de ideas.
Por otro lado en esta sociedad blandi blup, que como buenos matones aprovechan los Putines de turno para avasallar a los demás, parecen estar de sobra los que reaccionan como los Ucranianos ante los abusones. Porque esos que se la cogen con papel de fumar ponen el grito en el cielo ¡horrorizados! ¡por Dios qué violencia!, que malo es el que responde a una agresión, que hoy somos todos muy buenos y tenemos que ir de “buen rollito”, no sé si de primavera por chino, y no como el vejestorio ese de Biden que va lanzando improperios y metiendo la pata, según sus consejeros, ¡hasta los corvejones! Bien nos habría venido hoy día un Trump de presidente de USA, que no tuvo ni siquiera un mínimo encontronazo con nadie en el mundo.
Pero eso sería tener mucha suerte, hoy en día parece que está de moda que te agredan y dejarse agredir, como nos lo hacen saber en sus sentencias sus señorías los jueces en sus juzgados día a día, cuando alguien hiere o mata en defensa propia a cualquier matón indeseable.
Tener la mente totalmente libre de ruido blanco de fondo en la actualidad es una tarea harto difícil, porque el acoso de la información, mínima, insoportable y mosaico, de los “cagapoquito”, tanto mediática como gubernamental y de tráfico, que este departamento no se libra, por usureros, expandida vía teléfono móvil y otros sistemas, es de locura. Tanto que a veces hasta nos parecería estar en la calma chicha si el ruido fuera rosa. Si alguien no sabe a qué me refiero busque ruido blanco y ruido rosa en internet.
Desde luego el primero no es un ruido racista, y el segundo para nada es homófobo, ¡qué me vas a contar, que yo no sepa, loca! Pues nada, por eso estamos como estamos en la puta bancarrota, con inflación, con temor a las facturas del hogar, no vaya a ser que la luz no podamos pagar y sin visos de dimisión de un presidente que parece estar al relente, sin fijarse en la gente ni en su poca risión. Pero no, no solo para con la gente de aquí, su pueblo, continua también con los dirigentes de fuera haciendo espantoso ridículo internacional, no como Aznar que hasta le perdonaban que pusiera sus zapatos sobre una mesa, porque a este sí que le respetaban y le tosían muy pocos.
A este Pedro Sánchez, bautizado “Antonio” por el presidente Italiano, fuera de aquí y de sus acólitos y votantes empedernidos, sin luces largas, no lo conoce y respeta casi nadie. Tal vez el añorado por pocos, Bambi, que salta alegremente en los prados de Venezuela junto a los pajarillos cantarines y parlantes de Maduro. Madurar, madurar es que no lo hacemos cuando gobiernan las izquierdas, que parece que nos ha mirado un tuerto.
Nada, ni un duro entra en las arcas y el que entra es rápidamente dilapidado por el gobierno, o con mucha suerte es usado para pagar nuestra deuda, que van a pagar nuestros hijos, nietos y tataranietos. De todas maneras, nada, ustedes no teman, porque si no tenemos un gran timonel como Mao, si tenemos un gran grumete, que de gobernar sabe poco pero de nadar y guardar la ropa ni les cuento.
A este presidente le espera, al igual que al anterior gobernante socialista que también nos dejó en la ruina, una jubilación de ensueño con pasta gansa de por vida, para qué se va a preocupar por nada de nada. Estoy seguro de que lo único que le quitaría el sueño a nuestro insigne presidente es la posibilidad de quedarse calvo como una bola de billar, ¡por qué es tan guapo, jatetú!, que ya quisiera Felipe González que también dejó su ruina y es que entre pelones socialistas anda el juego, y antes de quedarse calvos pensando en como gobernar bien prefieren criticar a los calvos, y por eso hoy en día se cacarean muchas estupideces, la primera es que vivimos en libertad, ya quisiéramos, sobre todo para tener el control y la decisión sobre los riesgos que queremos correr. No señor no, si usted se cree este cuento chino, que no proviene de china, es que está usted calvo, pero no calvo de pelo, sino de ideas. ¡Calvorotas a Sandra, que se va de la ciudad, calvorotas a Sandra que ya no volverá¡ Ponga la música adecuada, que arrieritos somos.