Van a degüello y nosotros haciendo memes. Por Francisco Gómez Valencia

Podemos y sus politicas

«O nos quitamos la careta o acabarán con nosotros politicamente. Van a saco. Es su momento. Van a degüello y nosotros haciendo memes»

¿Dónde estaría esta gentecilla de no estar en política? No se equivoquen amigos: seguramente bien colocados. Esta agrupación de demócratas pacifistas seguro que estarían bien de todas las maneras pues la mayoría son hijos de buena familia. De manera vana y hasta pueril solemos tratar de desprestigiar al enemigo político denostándolo con adjetivaciones sencillas y calificaciones facilonas que nos empequeñecen descriptivamente.

Ellos aunque ridículos en muchas ocasiones llevan de serie bien aprendidos sus estúpidos dogmas que defienden a capa y espada hasta en las situaciones más surrealistas como estamos contemplando gracias a la invasión de Ucrania. La defensa de lo absurdo no es más que el reflejo de lo que son pero ponerse al nivel de la estulticia que representan sus afirmaciones mediante memes, chascarrillos y descalificaciones fatuas, de veras que tampoco nos hace bien alguno pues no entramos en el meollo de la cuestión, que es desmontar sus argumentaciones con datos fiables en vez de con insultos.

La izquierda en general sobrelleva de mejor manera sus propias limitaciones y por eso se inventa terminología para camuflar lo vacío de sus contenidos. Ellos lo saben desde antaño y por ello sobreactúan pues de sobra es conocido que gracias a estos fuegos de artificio la inmensa mayoría de la derecha arde en deseos de ridiculizarlos de cualquier manera quedando sinceramente a la altura del barro.

Si observan o escuchan detenidamente alguna tertulia bien en medios liberales o progresistas, comprobarán como siempre entre los tertulianos está algún intelectual resabiado por el odio generado porque gracias a las nuevas tecnologías se quedó por el camino y de igual modo, también aparecen periodistas con esa cierta aura de pensador subido a los cielos gracias a algún despido previo. Ambos actores secundarios entrarán en conflicto directo con los periodistas (supuestamente defensores de los dogmas de la casa), casi de inmediato. Es más; si se dan cuenta, es muy normal que esos mismos elegidos para mosquear al personal con sus alegatos, no hace mucho estuvieran en el lado contrario de la mayoría aunque en mayor o menor medida se hayan adaptado moderando su mensaje para sobrevivir en los medios.

La derecha a sus memes

Personajes como Paco Maruenda, Pedro J, Nicolás Redondo, Rosa Díez, el exministro Margallo, Carmelo Encinas, Fernando Jauregui, etc, etc. aun siendo personas de profundas convicciones, deambulan en los medios donde son invitados por sistema fuera de sitio, confirmando la idea de que gracias a sus devaneos la opinión publica tomará buena nota de lo que está bien y de lo que está mal cuando eso no es así, pues simplemente ajustan su discurso al medio que los paga.

¿Por qué he sacado a colación lo de las tertulias cuando estábamos hablando de la izquierda y sus políticas? Porque desde la moderación se piensa que para las tertulias, la pluralidad fomenta mejor la información y esos graciosos gestos servirán para desmontar mejor los argumentos de la izquierda, pero es que no es así, pues los tertulianos liberales que son llamados a debatir en La SER, la 1 de TVE, canal 24H o la Sexta y Cuatro la mayor parte son unos memes de sí mismos. Son tienta bien escogida previamente para que con su tibieza, el medio de esta manera reafirme los argumentos y el adoctrinamiento que busca y promociona, mientras que los tertulianos progresistas que aparecen por ejemplo en la COPE, Onda Cero, Es Radio o Trece TV desgraciadamente están a años luz de los que actualmente gobiernan y en las antípodas de los socios que lo apoyan, por lo que caen en el mismo error que la CEOE, ATA, o el PP nacional tratando de comprender porque los maltratan, mientras confían en las reglas de juego establecidas antes de que Sánchez entrara en escena.

Los comunistas de Podemos o los golpistas catalanes nunca romperán la baraja con Pedro Sánchez (el hijo putativo de Zapatero) Las diferencias por la guerra de Ucrania o el supuesto espionaje a los políticos catalanes antes de ser declarados por el Tribunal Supremo culpables por sedición, nunca serán motivo suficiente para ofrecer voluntariamente una posibilidad a la democracia. Van a agotar todas las vías posibles para perpetuarse incluidos el pucherazo. Nos son tiempos de andar haciendo propuestas sin el logo del PP para quedar bien con el peor Gobierno de la Historia española que nos desangra y arruina desde hace tres años. La inflación que nos ha hecho un 10% más pobres a todos, Sánchez la descuenta en la ecuación de la factura de la luz para decir sin reírse, que así es igual de barata que en 2018, mientras su ministra de Hacienda nos la hace pagar en el IRPF, el impuesto de sociedades, el IVA y los impuestos indirectos.

Sus argumentos son estúpidos pero letales, y la mayoría de los tibios que los critican desde los medios poco más o menos que afianzan sus criminales comportamientos con tal de cobrar y seguir a toda costa en el candelero un poco más. Los invito que hagan el duro ejercicio de escuchar tertulias de izquierdas o leer medios progresistas. Mientras nosotros jugamos a hacer memes, ellos solo hablan por las redes de ideología. Mientras los nuestros se esconden bajo seudónimo, ellos afrontan lo que dicen a cara descubierta. Mientras nosotros rabiamos, ellos nos gobiernan. O nos quitamos la careta o acabarán con nosotros politicamente. Van a saco. Es su momento. Van a degüello y nosotros haciendo memes.

Francisco G. Valencia

Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid en 1994 por lo tanto, Politólogo de profesión. Colaboro como Analista Político en medios radiofónicos y como Articulista de Opinión Política en diversos medios de prensa digital. De ideología caótica aunque siempre inclinado a la diestra con tintes de católico cultural poco comprometido, siento especialmente como España se descompone ante mis ojos sin poder hacer nada y me rebelo ante mí mismo y me arranco a escribir y a hablar donde puedo y me dejan tratando de explicar de una forma fácil y pragmática porque suceden las cosas y como deberíamos cambiar, para frenar el desastre según lo aprendido históricamente gracias a la Ciencia Política... Aspirante a disidente profesional, incluso displicente y apático a veces ante la perfección demostrada por los demás. Ausente de empatía con la mala educación y la incultura mediática premeditada como forma de ejercer el poder, ante la cual práctico la pedagogía inductiva, en vez de el convencimiento deductivo para llegar al meollo del asunto, que es simple y llanamente hacer que no nos demos cuenta de nuestra absoluta idiotez, mientras que la aceptamos con resignación.

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