
«Los halcones que han tomado el Banco Central Europeo consideran que de ahora en adelante solo pueden soplar fuertes vientos de cara»
El BCE ha subido los tipos de interés un 0,75% siendo esta la mayor subida en la Historia comunitaria. El desplome del euro encarece la energía y agrava las tensiones inflacionistas y puesto que los contratos energéticos están denominados en dólares, los halcones que han tomado el Banco Central Europeo consideran que de ahora en adelante solo pueden soplar fuertes vientos de cara. Como algo positivo dicen que la debilidad del euro debería favorecer las exportaciones y esta ventaja es a la que ellos se aferran considerando este hecho un pilar capital para la recuperación rápida, hasta llegar al objetivo de un máximo del 2% de inflación.
Sin embargo es obvio que si Putin corta el grifo como ya ha hecho interrumpiendo el suministro del gas, la recesión además tambien formará parte de la macabra vida que padecemos desde 2020.
Que la UE está formalmente en guerra contra Rusia ya lo sabíamos desde el momento que los intereses de la Unión se han confundido con los de la OTAN pero, lo que desconocíamos era como se iba a plantear la guerra a la inflación desde el Banco Central, y parece que incrementar el precio del dinero en tres cuartos de punto, hasta el 1,25% sin tener muy en cuenta a la gente, es la solución perfecta para los burócratas de Bruselas.
Tratar de cortar de raíz la inflación europea implica hacer un roto en las economías domésticas hasta niveles nunca conocidos pues ambas variables – un conflicto bélico y estos niveles de inflación –, no se habían conjugado nunca con los desmanes financieros anteriores a la guerra, todavía presentes y provocados por la pandemia mundial, intencionadamente bien exportada de manera gentil desde China, y provocada además de por ellos por organismos e instituciones de investigación propiedad de magnates de origen norteamericano, pioneros en el mal y el control de las masas.
Mientras tanto, nosotros todavía andamos mirándonos el ombligo con el peor Gobierno posible. Deambulamos por los pasillos de Bruselas o las capitales europeas donde nos dejan ir a hacer el ridículo, sin saber que hacer salvo lucir palmito en plan “salvadores de la patria germana”, eso sí: sin corbata y prometiendo construir gaseoductos en tiempo récord (como el AVE a Extremadura), para llenarlos de gas con la pegatina de Gobierno de España (como pasó con las vacunas).
Un gas americano al triple del precio del gas ruso o argelino; cuando las relaciones con el país africano (socio militar y estratégico de Rusia), están peor que nunca por orden de nuestros principales socios dentro de la Unión (Alemania y Francia), y fuera de la misma (EEUU). Aún así las izquierdas alardean de que el presidente Sánchez nunca elevó tan alto a España en las instituciones comprometidas (UE y OTAN), lo cual teniendo en cuenta la realidad, dice mucho de sus capacidades.
La España “resiliente” de Sánchez solo ha sabido aplicar a estas alturas el 8% del total de las ayudas recibidas, por eso defiende que hacen falta más funcionarios (cuando el mismo tiene mas de mil asesores en su administración paralela a precio de mercenarios). Ahora entendemos porqué su señora dirige un master universitario sin tener capacitación para ello, para crear nuevos profesionales en el arte de pedir y conseguir Fondos Next Generations.
La verdad es que con un Gobierno de otro signo a la hora de gestionar los fondos, los resultados seguramente tampoco hubieran sido mucho mejores ya que nuestra Función pública anda muy perdida y despistada en sus intereses sindicalistas, por eso: defiendo que al menos sobran un millón, aunque eso es una quimera y hoy no toca.
La cruda realidad es que el asunto no funciona porque ni las empresas saben para qué sirven las ayudas, (teniendo en cuenta que nuestro entramado empresarial se fundamenta en la pequeña y mediana empresa), ni el mercado laboral lo entiende (teniendo en cuenta que afloran las ofertas de trabajo solicitando expertos para pedir dichas subvenciones).
Pero volviendo al tema de los tipos de interés y su repercusión en las hipotecas, queda claro que vivir una política monetaria negativa (la cual favoreció las iniciativas personales en muchas ocasiones descabelladas), ha pasado a la Historia y el dinero barato se ha terminado.
Ahora con la adecuación y actualización del sistema monetario, toca pagar y de veras que lo vamos a hacer, aunque solo los que puedan claro está porque el que no: ya sabe…
¡A la calle debajo de un puente…!