
«Los ataques desde los medios audiovisuales irán a más en los próximos días, tachando de régimen Superultraturboderecha al gobierno de Italia»
Mala semana para Bruselas, peor para la izquierda y pésima para Soros y compañía. Italia ha hecho historia, la candidata de “Fratelli d´Itali”, Giorgia Meloni, arrasa en todo el país logrando una mayoría absolutísima en el Congreso y Senado junto a la coalición de centroderecha de la que formaba parte, volviendo a quedar evidenciada la posibilidad de ganar unas elecciones centrándose en los intereses básicos de un país y sin necesidad de obedecer a burócratas que formen parte de élites regadas y financiadas por intereses externos izquierdistas y globalistas.
La victoria es de tal envergadura que es necesario contextualizar la situación de los comicios a los que se enfrentó la que será la primera mujer presidenta de la historia de Italia. Vayamos por partes; con una izquierda enfrente necesitada de varios partidos para lograr un 26% de voto. Con los indeseables burócratas de la UE poniendo trabas, avisando a sus ciudadanos de por no votar lo que ellos consideran adecuado para su Unión, utilizar instrumentos al igual que hacen con Polonia y Hungría poniendo sanciones constantes para derrocar unos gobiernos legítimos. Con una prensa, una opinión pública y unos medios de comunicación demonizadores y con unas élites globalistas e izquierdistas dirigidas por Soros con el único objetivo de financiar propaganda y agendas que sirvan a sus propios intereses, Giorgia Meloni ha multiplicado por 5 su representación institucional.
Duro golpe institucional con el que muchos desde la UE ansiaban terminar. La maquinaria está en marcha, los ataques desde los medios audiovisuales irán a más en los próximos días, tachando de régimen autoritario, nacionalpopulista, ultranacionalista y neonazi al gobierno de Italia, quizá de haber corrompido las instituciones italianas en favor de su presidenta o amañado unas elecciones, que sé yo. Ya tienen ahí ustedes los ataques personales a Giorgia como mujer, curioso que por primera en la historia de Italia gana una mujer empoderada las elecciones y el feminismo se encargue de tacharla de «gorda», «amancebada», «fascista» y «ultraderecha». Claro ejemplo de cómo a la izquierda las mujeres le importan lo más mínimo cuando no las puede utilizar en su beneficio para sacar rédito, no falla, en el momento que no se dejan colectivizar, tienen ideología diferente o pensamiento propio, dejan de ser mujeres para ellas y responsables del sistema opresor a las que hay que combatir. Un asco, harán de unas elecciones completamente democráticas una dictadura, hasta me huelo que los ataques internacionales a Trump cortos se quedarán, ya que finalmente estos sí que consiguieron su objetivo.
Pero amigos, tarde, de poco habrán servido, el comodín ha dejado de tener validez. Ultraderecha en este país ha sido desde Rosa Díez, pasando por Ciudadanos, el Partido Popular y Vox, a José Antonio Primo de Rivera. Han desvirtuado de tal manera el término para referirse a todo aquel que no pensaba como ellos que lo han vaciado de contenido. Ante tal desentumecimiento social en nuestro país ahora encarnado en Vox y empezar a tambalearse su forma parásita de vida, se crea y fomenta la palabra mágica “extrema derecha”, un invento de la extrema izquierda gobernante que necesita un reflejo especular con el que confrontarse para justificar su existencia. Afirmaba Antonio Escohotado no encontrar ningún elemento común entre Ciudadanos y el fascismo italiano o entre Abascal y el nazismo alemán, efectivamente, no lo hay. Y se preguntarán ustedes cómo niego la existencia de una extrema derecha, pero afirmo la existencia de una extrema izquierda, bien, no es ni siquiera necesario relatar como miembros del gobierno en el poder se han declarado abiertamente comunistas para argumentar la idea, sin ir más lejos.
Es sencillo de entender a qué se debe la victoria de Meloni y el rechazo internacional que despierta, una candidata que prima su ordenamiento jurídico interno frente al europeo (dirigido por las élites internacionales), esto conllevando la no aplicación de agendas totalitarias impuestas por Europa, la no imposición de leyes de género, el no adoctrinamiento en las aulas por materias LGTBI y la no aceptación de medidas climáticas y ecológicas… en resumen, supone “un gravísimo peligro” convirtiéndose en un país que deja ser libres a sus ciudadanos, corriendo el riesgo para estos poderes de no poder aducir ni controlar a sus habitantes como hace con el resto de países europeos.
En definitiva, por mucho que a la señora Von der Leyen, al señor González Pons y al resto de dirigentes del PPE les moleste la apabullante victoria de Meloni y pongan todo su empeño en derrocar su gobierno, si hay una habilidad que los caracteriza es estropear todo lo que tocan para su favor, (a ver si ahora que van a apoyar a Sánchez también lo estropean), no les va a quedar otra que tragarse sus palabras. Al resto de compatriotas españoles, transmitirles el no desistimiento ni la pérdida de esperanza, se avecina cambio en Europa y una ráfaga de aire fresco ya que si nuestros hermanos húngaros, suecos, polacos e italianos pudieron en su día y el domingo lo volvieron a hacer, nosotros también podemos. ¡Denlo por hecho!