
«Si algo me gusta de los regímenes teocráticos (gobernar en nombre de Alá es cosa muy seria) es que puede matar, el Estado»
Si algo me gusta de los regímenes teocráticos
(gobernar en nombre de Alá es cosa muy seria)
es que puede matar, ‘el Estado’,
todo cuanto considere necesario,
sin temer, de la divinidad, ninguna condena.
Dichos regímenes, no en vano
acostumbran ser los más sanguinarios,
pues, aun el menor ‘desliz’, es contra Alá grave ofensa,
el cual agradece, al parecer, ver cómo proliferan,
en igual medida, víctimas… que victimarios!
Y es que Alá no se anda con chiquitas;
muy lejos de ese Dios cristiano
que al arrepentido acoge en su regazo
con sólo un padrenuestro o 3 avemarías.
¡Y cuán blandengue sin duda parecerles deberá
a los férvidos y torvos seguidores del Dios Alá!
Quién podría extrañarse, luego,
de que donde unos esperan un simple paraíso,
otros pretendan hallar, allá en Lo Eterno,
un lindo harén para solaz
de todos los sentidos.
Bien vale -‘ellos, ellas y elles’ pensarán-
dicha ‘promesa’, aquí en la tierra,
toda suerte de ‘mundanos sacrificios’;
aunque de dónde tantas ‘vírgenes’ puedan sacar,
no tengo yo la menor idea.
Mientras, ‘el amor terreno’,
¡brilla por su ausencia!