
«Ya me disculparán Uds. si me pongo un poco guasón: En lo único que realmente la Calviño ha crecido es en mirarse una y otra vez al ombligo»
Ensalzan algunos medios -al modo que lo hace Pedro I El Felón-
la réplica de la Calviño a Espinosa de los Monteros;
réplica que le valió, por parte de sus compañeros
-¡quién lo diría! -, la más sonora ovación:
-¡Es de admirar, en ella, su raudo crecimiento político!
¡Ja; ya me disculparán ustedes si me pongo un poco guasón:
En lo único que realmente la viceprimera ha crecido
es en mirarse una y otra vez al ombligo;
no tanto por ella misma, me huelo y malicio,
cuanto por hacer, de don Narciso,
público apoyo, defensa a ultranza y aun veneración!
Y es que cuando uno, una o une se encandila
con quien le puso, en la cresta, tanto relumbrón,
nada más probable que convertirse en su servil cobista,
siquiera para acabar calcinado en el mismo fogón:
Pongamos que hablo del ‘volcán de las urnas’,
sin ninguna duda ya en plena ebullición.
Tranqui, querida; que mientras España se descoyunta,
a ti nadie va a quitarte tu pedazo de sinecura,
y a tu jefe, el Dr. Cum Fraude, su vitalicia pensión.
Y es que no cualquiera vale, Sra. viceprimera,
para enaltecer LA INCOMPETENCIA
a fuerza de falsedad y vergonzante sumisión.