
«Ray Davies siempre tuvo curiosidad por las contradicciones de Estados Unidos, un país con el que estuvo fascinando desde la infancia»
En los 60 The Kinks eran tan populares como The Beatles o los Rolling Stones. Una banda prototipo del rock duro, del garaje y del punk, puro R&B salvaje, acelerado, de suburbios en la estela de Bo Diddley. Pero una combinación de malos representantes, mala suerte y mal comportamiento hizo que muchas de las facetas en las que ellos se adelantaron a los demás, pasaran desapercibidas, lo que no impidió que hayan sido una de las bandas más importantes de la historia del pop-rock británico.
A sus 72 el que fuera su carismático líder Ray Davis, publicó “Americana” (creo que su tercer álbum en solitario) y su primer álbum en solitario en casi una década y que venía a completar una autobiografía del mismo nombre que el músico y escritor había publicado en 2013, una meditación sobre su aventura personal y la de The Kinks.
Ray Davies siempre tuvo curiosidad por las contradicciones de Estados Unidos, un país con el que este hijo de la clase obrera nacido en el Londres gris de la posguerra estuvo fascinando desde la infancia. Un trabajo que es toda una declaración de intenciones, avalada por la colaboración como como banda de acompañamiento de The Jayhawks, una de las bandas más representativas del country y country rock alternativo, ideal para los elegantes ropajes de blues, country y pop con raíces bien plantadas que nos depara el disco.