
«El mundo en general se va transformando y no en el sentido de una mayor libertad de las personas, sino más bien, en su uniformidad»
Parece ser que el mundo en general se va transformando y no en el sentido de una mayor libertad para las personas, sino más bien, para su decadente uniformidad. No hay cosa que más odie que el pensamiento y la vida uniformados, descartando de entre ellos a los grupos en los que se puede estar por voluntad propia como, la milicia y la ordenación religiosa. En cuestiones políticas y de comportamiento social, ya es otra historia.
Lo malo de la sociedad actual, como casi en toda la historia de la humanidad es que la gran masa no pensante se puede manipular a voluntad, sin que los sujetos de la acción sean conscientes de que lo son. Esto es así, más hoy día que en cualquier otra época de la historia, por la culpa o la virtud de que poseemos medios de comunicación de masas. Ofrecer mieles y parabienes al conjunto de la población, aparte de una mentira, es una violencia ejercida contra el pensamiento y la vida. Claro que si nos limitamos al mundo del sentimiento personal y familiar puede, lógicamente, tener un pase.
Esta claro que no todo el mundo puede ser multimillonario, ni siquiera todo el mundo puede estar en la franja alta del nivel económico, por una realidad innegable, no hay bienes suficientes para todos. Lo que han logrado las sociedades occidentales después de mucho esfuerzo y años ha sido, si no sociedades igualitarias, que al parecer son imposibles pues todas ellas conducen a las dictaduras y tiranías de izquierdas, como estamos viendo en la actualidad en casi toda Hispanoamérica y en España, son sociedades mas justas con la mayoría, pero que siguen distantes en cuanto a intelecto y capacidad intelectual. Es una pena porque eso no es algo que podamos decidir como seres humanos, dado que nos viene otorgado biológicamente de nacimiento y aún haciendo enormes esfuerzos intelectuales el más inteligente, lo seguirá siendo frente al que carece de altas capacidades intelectuales. Esto impide por lógica crear sociedades en las que las diferencias sociales económicas sean más uniformes para la generalidad de las personas. En cierta manera está bien, pero solo en cuanto a la posibilidad de tener un pasar llevadero, porque por otro lado obliga a que la mayoría de la gente tenga un pensamiento uniforme y en gran parte dirigido a través de numerosos medios de información o desinformación según convenga.
Se puede decir que la razón y la inteligencia tampoco pueden separarse de la selección natural. En este sentido las mentes dirigentes depredan las que no tienen defensa por falta de entendimiento y lo logran con la publicidad con que clavan flechas, sobre los cerebros de niños y adultos, ante las fiestas de Navidad. Y este pretexto de la Navidad se utiliza tanto para vender lotería, paz y amor, como para vender cualquier otra estupidez. La Navidad que es la fiesta de la familia, se ha ido convirtiendo a lo largo de los años en una especie de mercadillo de regalos y deseos de felicidad, casi impuestos por narices.
Lo que ya está clarísimo, por mucho que diga el gobierno de Sánchez que no, es que el año 2023 va a ser de cortarse las venas y por consiguiente el año en que el reinado de Pedro I el “incombustible” será consumido por las llamas del paro y del cierre de empresas. Es una vergüenza para alguien que se dice socialista y que podría haber logrado un gobierno para generar trabajo, como el de Mariano Rajoy o Aznar, no lo vaya a conseguir, ni de lejos, este de Sánchez y no es por la guerra y por otros pretextos como la electricidad o el gas, sino por la incompetencia de un individuo al que algunos psiquiatras ya han calificado como un psicópata. La verdad es que da igual en que grado, porque un gobierno capitaneado por la psicopatía es muy peligroso. Y lo es porque al que tiene dicha enfermedad solo le importa lo que le afecte a sí mismo y a su imagen, vamos a la que tiene de él mismo, un ser casi luminoso, que no tiene rival, ni intelectual, ni en físico, porque esos individuos son el gran Yoyo.
Por eso encabezaba el texto con estas palabras: “Parece ser que el mundo en general se va transformando y no en el sentido de una mayor libertad de las personas, sino más bien, en su uniformidad. No hay cosa que más odie que el pensamiento y la vida uniformados, descartando de entre ellos a los grupos en los que se puede estar por voluntad propia como, la milicia y la ordenación religiosa”. Lamentablemente la gente no parece darse cuenta de nada y seguirá votando siempre de la manera en que lo hizo, casi como un rito que hay que mantener hacia, la ruina total, por lo menos aquí en España. Una pena.