El autogolpe generalizado. Por Amando de Miguel

El autogolpe generalizado.

«Tanto en España, como en la Argentina o el Perú, las distintas formas de autogolpe consiguen medrar gracias a la desarticulación de las fuerzas conservadoras»

Los estrambóticos sucesos políticos del Perú, con el fallido golpe de Estado del simplicísimo Pedro Castillo, nos llevan a consignar un nuevo fenómeno en la región (la que habla castellano). Desde luego, no se descarta que en España nos apuntemos a la nueva moda política de nuestros parientes transoceánicos.

El actual autogolpe se da desde los Gobiernos de izquierda, debilitados por una corrupción generalizada (mordidas, coimas, contratos públicos fraudulentos, etc.), con leyes extravagantes. La desesperada situación hace que los Gobiernos intenten controlar el aparato judicial para tener las manos libres. Su objetivo primordial es mantenerse en el poder a toda costa. En el caso del Perú, se encarcela al cándido Castillo, inmerso en múltiples corrupciones. Se le sustituye por su deuteragonista, Dina Boluarte, que tanto recuerda a Eva Duarte, y no solo por la rima de los apellidos. La analogía se mantiene por el sentido de los sendos movimientos de izquierda populista o populachera: Sendero Luminoso y Justicialismo. La réplica española es Unidas Podemos, con un título, igualmente, voluntarista.

Es de anotar una diferencia entre los países citados. Frente al marasmo económico de Argentina (realmente, estructural), está la crisis inflacionaria en España y la buena coyuntura económica del Perú. Luego, la circunstancia financiera poco o nada tiene que ver con la salida a la desesperada del autogolpe populista. Tiene lugar en los tres países considerados y en otros de la región.

El fenómeno del autogolpe cuenta con una variedad de tipos, aunque todos sean convergentes: pronunciamientos, alzamientos, cuartelazos, sediciones, rebeliones, conspiraciones, intentonas, derrocamientos, alta traición. En España, el presidente Sánchez ha decidido cortar el nudo gordiano y elimina, bonitamente, el delito de sedición del Código Penal. Con ello favorece a sus atrabiliarios socios: los separatistas vascos y catalanes, ambos tiznados de racismo. Son el equivalente funcional de los belicosos indigenistas (cholos, mestizos, andinos) del Perú, los descendientes de los antiguos mitayos de la época del virreinato. Algunos comentaristas limeños apelan al retruécano para hablar de estos nuevos “robolucionarios”.

Tanto en España, como en la Argentina o el Perú, las distintas formas de autogolpe consiguen medrar gracias a la desarticulación de las fuerzas conservadoras. El resultado es un notable debilitamiento, incluso, falsificación de la democracia, a la que todos los partidos apelan de forma ostentosa. De tal modo es, así, que la voz “democracia” acaba por no significar nada.

Lo peculiar de la fórmula del autogolpe en España es que se dirige, inexorablemente, al despiece del organismo nacional. En su lugar, se alza la distopía de una especie de República Confederal, cuyos precedentes históricos fueron desastrosos. Si la aventura de Sánchez no se percibiera como un autogolpe o un crimen de alta traición es que los españoles no tenemos perdón de Dios.

La analogía más intensa entre sucesos tan alejados en el espacio se sustenta en el fenómeno de la corrupción. En España, el Gobierno ha tomado la increíble decisión de que no existe malversación de caudales públicos cuando, solo, beneficia, al partido, no al lucro personal. Lo cual no deja de ser un gigantesco monumento a la hipocresía. Estamos ante la situación de los magna latrocinia, de los que hablaba San Agustín. A esa vergonzosa circunstancia, debe sumarse la actividad del narcotráfico o el narcoconsumo. El resultado es una pavorosa desmoralización general.

En definitiva, el asunto sería para descuajaringarse, tan absurdo se muestra, si no fuera porque nos encontramos ante la posibilidad de una alta traición por parte del Gobierno español. La cual medra por una conspicua inversión de valores en la población. Se antepone el propósito del enriquecimiento personal, trabajando lo menos posible. Aparte de la lotería, el mejor camino es aposentarse en los altos escalones de la representación política. Se comprenderá que, en nuestro tiempo, los jóvenes intenten empezar a trabajar en puestos funcionariales o, directamente, en la nómina de los partidos. Estadísticamente, esto es, también, “creación de empleo”.

Amando de Miguel para La Gaceta de la Iberosfera.

Amando de Miguel

Este que ves aquí, tan circunspecto, es Amando de Miguel, español, octogenario, sociólogo y escritor, aproximadamente en ese orden. He publicado más de un centenar de libros y miles de artículos. He dado cientos de conferencias. He profesado en varias universidades españolas y norteamericanas. He colaborado en todo tipo de medios de comunicación. Y me considero ideológicamente independiente, y así me va. Mis gustos: escribir y leer, música clásica, chocolate con churros. Mis rechazos: la ideología de género, los grafitis, los nacionalismos, la música como ruidos y gritos (hoy prevalente).

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