Conversaciones en el andamio. ¡Avisado queda! Por Francisco Gómez Valencia

Conversaciones en el andamio. ¡Avisado queda!

La señora Sonsoles es un caso. A sus 79 primaveras parece que no da pie con bola pero te hace la 13/14 y se sale siempre con la suya.

– ¡Hola joven!

– ¡Diga!

– Pues ahora que me pregunta estoy muy mal y muy cabreada porque mire: ¿Ha visto como está el suelo de hojas?

– Bueno, es que a estas alturas es lo normal.

– Pues usted que tiene mano donde el alcalde diga que limpien más, que entre eso y la lluvia luego le extrañará que no lo voten…

– ¿Yo mano? Supongo que no dan abasto, es comprensible.

– Nada nada… dígale que tengo un meme preparado por si pierde y que le voy a destrozar por el “tuiter” ese ¡Avisado queda!

– ¡Bueno Sonsoles no se ponga usted así! De todas formas no se preocupe que yo se lo digo si lo veo, aunque no creo…

– Conforme. Cuando te vuelva a ver me cuentas…

– Venga. ¿Qué, a la compra?

– No. A Cáritas donde la parroquia, a ver si me dan algo de comida que a estas alturas del mes ya no me llega.

– …

Feliz día de Santo Domingo de Silos.

Españistan 20|12|22

Francisco G. Valencia

Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid en 1994 por lo tanto, Politólogo de profesión. Colaboro como Analista Político en medios radiofónicos y como Articulista de Opinión Política en diversos medios de prensa digital. De ideología caótica aunque siempre inclinado a la diestra con tintes de católico cultural poco comprometido, siento especialmente como España se descompone ante mis ojos sin poder hacer nada y me rebelo ante mí mismo y me arranco a escribir y a hablar donde puedo y me dejan tratando de explicar de una forma fácil y pragmática porque suceden las cosas y como deberíamos cambiar, para frenar el desastre según lo aprendido históricamente gracias a la Ciencia Política... Aspirante a disidente profesional, incluso displicente y apático a veces ante la perfección demostrada por los demás. Ausente de empatía con la mala educación y la incultura mediática premeditada como forma de ejercer el poder, ante la cual práctico la pedagogía inductiva, en vez de el convencimiento deductivo para llegar al meollo del asunto, que es simple y llanamente hacer que no nos demos cuenta de nuestra absoluta idiotez, mientras que la aceptamos con resignación.

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