Socialismo nazionalista. Por Antonio E.

Socialismo nazionalista.

Una opinión puede rebatirse con otra opinión. Un relato basado en hechos reales, no.

La mayoría de presidentes de los distintos gobiernos de España, intentaron con mayor o menor éxito buscar una solución a los problemas catalán y vasco. Problema, que no conflicto, como nos pretenden inculcar los que utilizan el lenguaje como herramienta válida para subvertir el significado de algunas palabras. Lo hicieron los terroristas vascos, utilizando una maraña de términos, tan equívocos como falsos, denominando sus asesinatos y estragos como lucha armada, o a la mafia criminal ETA como movimiento de liberación. E incluso la prensa de izquierdas llegó a denominar a los principales cabecillas de los asesinos, como generales de ETA. El lenguaje al servicio de la misma patraña, adoptado por los mismos que hoy día, intentan blanquear a dichos criminales.

A los nacionalismos no hay que darles ni un ápice de ventaja, ni dejarles que dicten el uso y manejo del lenguaje. En este caso la nación es solo una, España, luego entonces no existe conflicto, existe un problema.

La posible solución empieza a desnaturalizarse cuando se pierda la batalla del relato, conviene retomar pues lo que unos pocos ineptos dejaron al albur del separatismo catalán, y del nazionalismo criminal vasco. Puntualizar siempre es conveniente, dejar las cosas como estaban, aparte de innecesario, es perjudicial. Denominar pues a ETA como asesinos nazionalistas vascos, no es decir algo que no sea verdad, es de ley, y conviene que se les denomine como lo que son, vulgares criminales, en este caso criminales nazionalistas vascos.

Lo exigible en cualquier caso es el respeto a las leyes que nos hemos dado entre todos los españoles. El Código Penal será su única meta, sancionando al que lo infringe y castigándolo como corresponda. Así sucede en las naciones libres y democráticas, sin embargo, no ocurre lo mismo en las satrapías, dictaduras y regímenes liberticidas, como el que intentan implantar en nuestros lares. Las izquierdas nunca hicieron buenas migas ni con el orden, ni con la ley, como así atestigua la historia. No es opinión, son hechos.

Todos los presidentes cedieron, en mayor o menor grado, desde Suárez, Calvo Sotelo, González, Aznar y Rajoy. Extraigo del listado a Sánchez y a Zapatero, por motivos tan simples como notorios: Zapatero engañó a todos los españoles al pactar a escondidas con los criminales etarras, como más tarde reconoció e hizo público ETA. En el caso de Sánchez es peor aún, es que haya cedido, ha claudicado.

Dos presidentes del mismo partido, el PSOE, disponiendo de la Nación española como si de su propia finca se tratara. El paralelismo entre ambos es más que obvio, es palpable. Ambos transitaron por el mismo camino, el de la traición a los muertos, y al presente y futuro de los vivos, tal y como venimos viendo desde el comienzo del nuevo siglo. La historia pasa tan rápido que muy pronto se nos olvida, y los hechos que acontecieron hace apenas dos décadas, toman ahora carta de naturaleza convergiendo en un solo plan, la ruptura de España por parte de los nacionalismos, y el partido gobernante.

En Cataluña lo que comenzó con la promesa de Zapatero (Sin ser aun presidente) a Pascual Maragall (Aceptar cualquier estatuto que viniese del parlamento catalán) fue el pistoletazo para el comienzo de la traición de un partido socialista radicalizado hasta el paroxismo, y el esperpento.

Esta vez el PSOE volvió a apoyarse en la misma purria que en el 36, racistas vascos y supremacistas catalanes, comunistas reciclados en bolivarianos, y un puñado de desertores del arado, otrora dignos regionalistas. Hoy día los golpes de estado se cometen a golpe de decretos leyes, incrustando a martillazos en el código penal sus débitos a los nazionalistas, poniendo por encima de la ley una mayoría circunstancial, y quedando la Constitución como simple papel para envolver sus arbitrariedades.

Volviendo al principio. El PSOE de González se había auto inmolado en el altar de la corrupción, y la salida que escogió Zapatero para reflotar al partido socialista, fue la anteriormente descrita, forzar la vuelta al enfrentamiento civil entre españoles, para con ello, redimir sus corruptelas, y seguir adelante con sus planes.

Nadie como él para conjugar el verbo crispar, hasta la náusea, convirtiendo la cizaña en su arma favorita. Para lograrlo, que mejor que abrir en canal la sociedad española, ya en aquellos momentos huérfana de valores, valores que se fueron desprendiendo desde que lo relativo, pasó a ser indispensable, y lo insustancial, obligatorio.

Antes del 11-M, masacre que Zapatero siendo ya presidente sepultó su investigación (¿?), había dado los primeros pasos negociando con el nazionalismo criminal vasco al completo, o no. Con ETA lo hizo, a la vez que firmaba con Aznar el Pacto Antiterrorista, lo cual nos indica que había un plan, empezar la demolición del mal llamado Régimen del 78, su Constitución, y con ello el desmembramiento de España tal y como la conocemos. Conviene no olvidarlo, sobre todo los que aun creen en las casualidades.

En Vascongadas, la unión del separatismo, etarras incluidos, y el socialismo, fue un hecho sabido desde hacía años, anestesiado por ambas formaciones hasta mejor ocasión. Muy pocos recordamos aun el cinismo de Zapatero, tratando de ocultar la autoría del atentado de la T-4 de Barajas en el que hubo 2 muertos (30 diciembre 2006). Y la poca convicción en condenar los anteriores a esa fecha. Los contactos nunca dejaron de producirse, “Chusito” Eguiguren y el pistolero de “guardia”, nunca dejaron de verse. No era casualidad, ni la impudicia de la misma prensa progre no hablando de ello, ni el silencio cómplice de los que ni siquiera intentaron justificarlo. Por cierto, las primeras palabras del terrorista Otegi una vez detenido por la Policía, fue preguntar si lo sabía Conde Pumpido. Conviene que nadie lo olvide, más que nada por engrasar el desportillado cerebro de los granujas de siempre.

Pasaron los años, y llegó Sánchez el embustero. El que llegó a bordo de una mentira judicial, se dio de bruces con la realidad, viendo que lo único que había conseguido, fue el más ridículo y exiguo respaldo popular de la historia. Un sujeto tan creído de sí mismo como Sánchez, no podía gobernar sin apoyo alguno. Razón por la cual desempolvó el pacto con criminales, golpistas y bolivarianos, como único medio de vegetar, como el presidente más indigno y embustero de la historia. Sánchez pasó del insomnio, a dormir a pata suelta, supongo que ebria de poder, o anestesiada por su desvergüenza.

Un sujeto cuya única forma de supervivencia política, pasaba por fuerza por asumir de facto la historia de ETA, y del integrismo catalán, con todo lo que llevaba aparejado. Tampoco es opinión, son hechos demostrables. Conviene no olvidarlo.

Nadie le obligó a hacerlo, lo hizo él solito, probablemente pensando en ocupar el colchón del pusilánime Rajoy, aunque luego optó por comprarse uno nuevo. Un colchón, a cambio de la dignidad que obliga a todos los presidentes de gobierno de España, dignidad y ejemplaridad que se les supone, pero que, en este caso, faltaba. El primer presidente de un gobierno español, que da el pésame por la muerte de un criminal etarra, a sus sucesores, en el congreso. La indignidad con txapela, nunca estuvo tan perfectamente representada como con este sujeto, cuyo solo nombre, espanta. Otra vez, y las que hagan falta, conviene no olvidarlo.

Hasta aquí lo que la inmensa mayoría de los españoles sabemos con certeza, lo que no sabemos aún, pero empezamos a vislumbrarlo, es lo que hay detrás de toda esa infecta coalición entre el PSOE, ETA, el independentismo supremacista catalán y el rancio y arcaico nacionalismo vasco. Para ello hay que remontarse unos años atrás, y completar el puzle, trama, traición, felonía, conspiración y todas las palabras que coincidan con tan rufianesca acepción. Conviene recordarlo a menudo, sobre todo para que a nadie se le olvide.

Eta nunca mintió, en aquello que le beneficiaba. No lo hizo cuando a los pocos meses de asesinar a Miguel Ángel Blanco (13-7-1997), dejó con el culo al aire al PNV de Arzallus, tras decir éste que no había pactado con el nazionalismo criminal vasco (ETA) haciendo saltar por los aires el pacto de Ermua. El punto de no retorno del PNV fue la firma del pacto de Estella (12-9-1998) oculto hasta entonces, y publicado por ETA en uno de sus comunicados, cuando el independentismo vasco por boca de Arzallus se había hartado a negarlo hasta la saciedad. Conviene no olvidarlo.

Dicho acuerdo al que denominaron “Lizarra-Garazi” fue firmado por todos los partidos nacionalistas vascos, incluidos Ezker Batúa (sucursal de IU) Zutik, Batzarre, EKA y el propio PNV. Es bien sabido que a ETA le sobran siglas, concesiones, sucursales, franquicias y delegaciones de toda índole y condición, pero son ETA, obedecen a ETA, y forman parte del complejo de ETA. Conviene no olvidarlo.

La credibilidad de las garrapatas quedó en entredicho”, escribió un periodista. Lo anterior es un claro ejemplo de la credibilidad del nacionalismo vasco, en su conjunto. Lo más sangrante del caso es oír a más de un idiota, entre ellos algún dignatario del PP, decir que ETA fue derrotada y aniquilada. De embustes también se vive, y ahora más que nunca, pero la realidad se niega a admitirlo, y la verdad, aflora.

Habría que decir a estos estafadores, aquello de… «los muertos que usted mata, gozan de muy buena salud» y ni aun así dejarían de decir lo mismo. La imbecilidad triunfa, el cretinismo cotiza al alza, pero la realidad sigue siendo otra.

La guinda al fétido pastel la puso el socialismo catalán, vertiente independentista del PSOE, rodeándose de toda la morralla separatista catalana (más ETA) en el Pacto del Tinell (14-12-2003). Solo algún idiota discute que los intereses de ETA estaban representados por ERC en aquella basurienta conjunción de intereses. A no ser que la reunión de Carod Rovira con la cúpula de los asesinos etarras, Mikel Antza y Josu Ternera en Perpiñán (4-1-2004) y anteriores, no sucedieran nunca. Al tal Carod le molestaba que ETA asesinara en Cataluña, tal vez por ensangrentar las aceras, esa y no otra fue la coartada. Otra vez, conviene no olvidarlo.

Terra Lliure existió, y cooperó con ETA, nunca dejó de hacerlo, ni lo ha dejado hasta ahora. Imagino que ningún preboste de ERC salga a desmentirlo, lo entiendo, pero la conjunción de intereses, nunca se borra. El nuevo terrorismo pisa moqueta, pero sigue oliendo a muerto, y siempre deja marcada su huella.

El pacto del Tinell se firmó para aislar a la derecha española de cualquier forma de gobierno, pacto de legislatura nacional, regional, municipal etc. Este y no otro fue el primer punto exigido por el golpismo catalán, y sus aliados antes descritos, aislar a la derecha de cualquier posible pacto, por nimio que éste fuera. Hoy día comprobamos que aquella hoguera siguió conservando rescoldo. Otra vez la memoria escasea, la de algunos no, por mucho que nos lo impidan. Por favor, conviene no olvidarlo.

Las incógnitas se van despejando día a día, ahora con más prisas que pausas. Lo que no cesan son las sospechas de toda índole, desde quienes pusieron realmente las bombas del 11-M, hasta otros hechos que vamos viendo y sabiendo. Resulta sorprendente la rapidez y constancia, casi enfermiza, usada por la prensa de extrema izquierda, en torpedear y descalificar cualquier intento de aclaración de la masacre del 11-M. Esa misma prensa que investiga y acusa con tanta minuciosidad una mancha de carmín en la bragueta de un político de la derecha. Por sus obras les reconoceréis, pero de esta chusma subvencionada, lo único que se puede distinguir es el hedor a fantasma que desprenden, no por su sola presencia, más bien por el sonido de las cadenas que arrastran.

Mientras no sepamos con total seguridad quienes fueron los autores intelectuales y materiales de la masacre, la ciudadanía española tendrá todo el derecho a sospechar, pensar, imaginar, deducir y elucubrar ¿por qué se produjeron los atentados? A quién perjudicó lo supimos dos días después, y hasta aquí llego.

Resulta muy barato engañar a la ciudadanía, a veces populacho, basta con salir revestido de ignominia, bien peinado y acicalado, a soltar cuatro embustes, y luego reírse a mandíbula batiente del crédulo y empesebrado pueblo español. Desde entonces y hasta ahora, ETA por boca de Otegi, ha contado sus apariciones por victorias.

Con Sánchez en la presidencia del gobierno, ETA ha legislado, ha impuesto sus “principios” y encima ha alardeado de ello. Por última vez, conviene no olvidarlo.

 

 

Antonio E.

“Lo valioso no es lo conseguido, lo verdaderamente importante es mantenerlo”. Nacido en Valladolid, diplomado en el noble arte de trabajar y doctorando en la disciplina más importante que existe: conseguir ser un buen español. Autor de varios libros, desde siempre me gustó leer la historia de mi país, aprenderla, estudiarla y compartirla. Su desconocimiento nos aboca, irremediablemente, a tropezar en las mismas piedras de siempre. Odio la doblez, la traición, el engaño y la cobardía, rasgos que abundan cada vez más en nuestra sociedad.

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