El disparate padre. Por Francisco Gómez Valencia

El disparate padre.

«Que Dios os bendiga a todos los que como tú no han perdido la esperanza y creen que esto tiene solución y es reversible»

Departiendo hace un par de días con un buen amigo y maestro sobre varios asuntos profesionales de ámbito legal, yo le comentaba al final del chance y generalizando –que es gerundio–, que la situación actual que está viviendo el país a nivel social y político es incalificable, a lo cual el me contestó categóricamente que efectivamente es así. Querido amigo –me dijo–, la degradación política ha crecido tanto en estas ultimas décadas, fruto de la metástasis social; y la actual clase política que nos entretiene bien sea desde el Gobierno y sus apoyos, o desde la oposición en todas sus variantes: sinceramente, nos la merecemos.

No puede ser –me seguía diciendo–, que unos solo mientan y manipulen de forma recurrente en todos los sentidos; y los de enfrente, solo traten de fijar su posicionamiento tratando de ensanchar el partido hacia el centro-izquierda. Eso, solo demuestra que no tienen demasiados principios y valores; y mucho menos, cierta base ideológica que no sean las de su libro de recetas económicas (según ellos siempre tan necesarias).

Bueno: ellos tratan de creerse sus propias palabras y se autodefinen liberales en lo económico y conservadores en lo social –le respondo–. ¿Tu crees? –me replica – ¿acaso no hacen estatalismo puro y duro cuando tienen ocasión? ¿Acaso no terminaron subiendo los impuestos, congelando las pensiones o los subsidios? Ya pero estábamos en otra crisis –le contesto–. Gastan lo mismo, ¡lo mismo! y recaudan casi lo mismo o más –me dice–. Ya pero el dinero está mejor en nuestros bolsillos y no en los del Estado –le contesto –. No querido: tenemos más dinero en el bolsillo, pero no es nuestro. Esto es así porque manejan la política monetaria de tal forma que insuflando créditos blandos recuperan rápidamente el sector privado, para seguir manteniendo al público y lo hacen, abriendo la mano al poder financiero dentro de nuestras fronteras. Los bancos nos permiten endeudarnos más porque es lo que toca cíclicamente, no porque generemos más riqueza. La banca es un brazo mas de la política gobierne quien gobierne. Ahora con estos, los bancos no prestan dinero pero se hacen de oro fuera de España donde si interesa ofrecer dinero barato ¿lo ves? Con unos y con otros somos siempre igual de poco productivos, así nos impusieron ser desde la UE desmantelando nuestra industria, de lo contrario, no nos hubieran dejado entrar.

En todo caso y retomando el hilo del papel del principal partido de la oposición actualmente; están contentos por ser la eterna alternativa para gobernar cuando les dejan. Y es muy duro; y hay que tener unas tragaderas muy grandes y estos, las tienen porque viven cómodos también en la oposición con el sistema de reparto de poderes en las diferentes administraciones que comparten los unos y los otros.

Hacen oposición fundamentalmente a su derecha para que no les coma cuota de poder, por eso a la izquierda sí le aprueban y apoyan muchas cuestiones horribles supuestamente por error, lo cual no me lo creo. Deslegitiman los acuerdos pactados con su escisión en la autonomía en la que son socios, y han votado después junto al PSOE (en el Senado), lo contrario de lo que firmaron para que no vuelva a suceder, ofreciendo gratis apoyo y mas garantías para corregir un resquicio legal que quedaba a nivel autonómico contra la izquierda y su ideología proabortista. Es más: tuvieron mayoría en el Congreso, en el Senado y en el Tribunal Constitucional para que saliera adelante su propio recurso contra le Ley del aborto, y lo dejaron estar más de 10 años. ¡Son proabortistas! Pues bien, ¡que se lo digan a su gente, que lo hagan!

Siguiendo con mas ejemplos horribles, en cuanto a la llamada (por todos ellos), violencia de genero y el sainete de la Ley del ”solo sí es sí”: en vez de dejar claro de manera palmaria a todo el electorado que les vota y al que alguna vez lo hizo, que tal aberración será derogada de inmediato, andan ofreciendo sus escaños al presidente que quizás más los ha humillado desde que existen como partido político, para intentar que los de Podemos rompan la coalición (cosa que no pasará nunca), o para remover conciencias dentro del PSOE, cosa que tampoco sucederá porque fuera de la política hace mucho frio y más siendo una panda de mediocres.

Querido amigo –le contesté– ¿me autorizas a que trascriba lo más fidedignamente esta parte de nuestra interesantísima conversación? Debes hacerlo –me contestó–, pues todavía te quedan ganas de dar guerra seguramente por cierto defecto profesional y por las escasas gotas de responsabilidad social que aun te quedan en el frasco de las esencias, aunque, y si me permites, creo que lo haces sobre todo por vergüenza torera, es decir, patriotismo, porque en el fondo: eres un pardillo.

¿Pardillo? –le contesto–, sí –me responde–, porque todavía sigues creyendo que esto tiene solución y es reversible. A mi ya no me quedan ganas. Que Dios os bendiga a todos los que como tú no han perdido la esperanza y… !Ah! no desveles mi identidad bajo ningún concepto, mi tiempo ya pasó.

No se preocupe maestro, no se preocupe –le contesto–. Anda qué… ¿Cómo piensen que soy Ramón Tamames?

Francisco G. Valencia

Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid en 1994 por lo tanto, Politólogo de profesión. Colaboro como Analista Político en medios radiofónicos y como Articulista de Opinión Política en diversos medios de prensa digital. De ideología caótica aunque siempre inclinado a la diestra con tintes de católico cultural poco comprometido, siento especialmente como España se descompone ante mis ojos sin poder hacer nada y me rebelo ante mí mismo y me arranco a escribir y a hablar donde puedo y me dejan tratando de explicar de una forma fácil y pragmática porque suceden las cosas y como deberíamos cambiar, para frenar el desastre según lo aprendido históricamente gracias a la Ciencia Política... Aspirante a disidente profesional, incluso displicente y apático a veces ante la perfección demostrada por los demás. Ausente de empatía con la mala educación y la incultura mediática premeditada como forma de ejercer el poder, ante la cual práctico la pedagogía inductiva, en vez de el convencimiento deductivo para llegar al meollo del asunto, que es simple y llanamente hacer que no nos demos cuenta de nuestra absoluta idiotez, mientras que la aceptamos con resignación.

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