Conversaciones en el andamio. ¡A mi la caballería! Por Francisco Gómez Valencia

Conversaciones en el andamio. ¡A mi la caballería!

«Que somos españoles ¡coño! y que quien dijo seis ahora dice 10. ¡Sanchinflas, “empalmao” y la Margarita, en shock! Anda que no…»

Cuando el otro día dijo la ministra Margarita que teníamos algunas piezas casi de desguace y, que si eso ya veríamos qué hacíamos con ellas, me recordó a las pobres personas que se quedan con la piñata a medias cuando los dueños de las clínicas dentales se piran con la pasta, y ponen pies en polvorosa.

Cuando desde la UE el socialista instalado confortablemente a cuerpo de rey –hablo del pacifista Josep Borrell–, gritó “a mi la caballería”; desde el ministerio de defensa la ministra Margarita balbuceó para sus adentros; “a ver si conseguimos que alguno ande”. Ante tal marronazo yo me acorde del dicho ese de “burro grande ande o no ande”, lo cual viene a cuento porque la eficacia española no se mide por el tamaño del gesto, sino por la eficiencia de lo que se regala, dona o aporta a la causa, y claro; los tanques averiados y oxidados parecían a priori peor idea que los bazucas cutres y descatalogados que enviamos la primera vez, aunque Dios proveerá.

Al final, y después de emplearse a fondo los mecánicos de élite del ejército español –del mismo modo que haría M.A. Barracus–, (el negro del equipo A), conseguirán Dios mediante con cuatro tuercas, dos llaves Allen y dos grifas que los tanques queden “niquelaos” en más o menos seis meses. Esperemos que cuando lleguen no se haya acabado la guerra, aunque verán como igual intentan que lleguen terminada la legislatura para así poder acusar después al PP de belicista, y gritarle en los premios Goya, “no a la guerra”.

Tal será su magnifico estado de revista llegado el momento que hasta el “muñeco parlante” sabiendo que otra vez está vendiendo humo, se nos ha ido cagando leches hasta Polonia para cogerse un tren y ponerse en un tris en Kiev, aunque a él no le han hecho sonar las alarmas antiaéreas al ser solo un político cutre de segundo orden, no como pasó con el “tio Biden” un par de días antes. Muy mal por Bolaños, sin duda se le habrá pasado organizarlo o no habría fondos europeos a mano…

Carita de compungido, paseíllo cual torero valiente mirando al tendido y eso si, marcando paquete está vez hacía la derecha, soltó su discursito. “Hay que defender a un pueblo que está siendo agredido, aquí no puede haber equidistancias”. Y lo dice el que gobierna y no podía dormir por las noches con los comunistas que apoyan a Putin.

A mi me parecían pocos regalar solo seis tanques; de hecho subí un twitt expresando mi vergüenza como español pidiendo perdón al pueblo ucraniano (adjunto link).

Y es que pese a que somos la cuarta potencia de la UE, eso no ofrece demasiadas garantías ni habla muy bien sobre nosotros a nivel internacional, teniendo en cuenta que toda la comunidad internacional sabe que compramos gas a Rusia a espuertas y petróleo a nivel sideral, que llega en petroleros rusos de mediano tamaño que trasvasan el crudo a petroleros chinos de similares características en aguas internacionales de Ceuta, para descargarlas después en nuestros puertos, mientras nuestra Armada está mirando pa’Cuenca.

Tal ha debido ser la vergüenza que habrá soportado “el de los pantalones pitillo”, que sin previo aviso a la concurrencia ha subido la apuesta y ha dicho que mariconadas las justas. Que somos españoles ¡coño! y que quien dijo seis ahora dice 10.

¡Sanchinflas, “empalmao” y la Margarita, en shock! Anda que no…

Anda que no…

Feliz día de San Sergio.

Españistan 24|02|23

Francisco G. Valencia

Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid en 1994 por lo tanto, Politólogo de profesión. Colaboro como Analista Político en medios radiofónicos y como Articulista de Opinión Política en diversos medios de prensa digital. De ideología caótica aunque siempre inclinado a la diestra con tintes de católico cultural poco comprometido, siento especialmente como España se descompone ante mis ojos sin poder hacer nada y me rebelo ante mí mismo y me arranco a escribir y a hablar donde puedo y me dejan tratando de explicar de una forma fácil y pragmática porque suceden las cosas y como deberíamos cambiar, para frenar el desastre según lo aprendido históricamente gracias a la Ciencia Política... Aspirante a disidente profesional, incluso displicente y apático a veces ante la perfección demostrada por los demás. Ausente de empatía con la mala educación y la incultura mediática premeditada como forma de ejercer el poder, ante la cual práctico la pedagogía inductiva, en vez de el convencimiento deductivo para llegar al meollo del asunto, que es simple y llanamente hacer que no nos demos cuenta de nuestra absoluta idiotez, mientras que la aceptamos con resignación.

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