Conversaciones en el andamio: San Patricio fake en Madrid. Por Francisco Gómez Valencia

Conversaciones en el andamio. San Patricio fake en Madrid.

Anoche cenando con un buen amigo me dice…

-Los madrileños os coméis todo el genero de segunda mano.

-¿Cómo? Le replico.

-Que os la meten doblada y encima lo promocionáis.

-¿Pero por qué lo dices?

-¿San Patricio con una banda de gaiteros asturianos?

-Jajajajajaja.

-¡Y la peña disfrazada de irlandeses!

-Jajajajajajaja. ¿Sabes lo que pasa?

-¡Qué pasa!

-Pasa que en Madrid capital este finde no quedan madrileños y los espectadores del desfile fijo que son asturianos, gallegos, irlandeses y madrileños tiesos de las afueras.

-¿Ah si?

-Pues claro, está todo controlado. Son la retaguardia, los que aprovechan para ver las obras de Sol y comerse el bocata de calamares a 4,5€ sin bebida en la Plaza Mayor. Son los mejores, la puñetera élite de los gatos madrileños. Los que no los sacas de Madrid, ni con agua caliente.

-¡Jajajajaja. Que cabroncete eres!

-Madrid no se para ni queriendo.

¡Felicidades Papa!

Feliz día de San José (día del Padre)

Españistan 19|03|23

Francisco G. Valencia

Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid en 1994 por lo tanto, Politólogo de profesión. Colaboro como Analista Político en medios radiofónicos y como Articulista de Opinión Política en diversos medios de prensa digital. De ideología caótica aunque siempre inclinado a la diestra con tintes de católico cultural poco comprometido, siento especialmente como España se descompone ante mis ojos sin poder hacer nada y me rebelo ante mí mismo y me arranco a escribir y a hablar donde puedo y me dejan tratando de explicar de una forma fácil y pragmática porque suceden las cosas y como deberíamos cambiar, para frenar el desastre según lo aprendido históricamente gracias a la Ciencia Política... Aspirante a disidente profesional, incluso displicente y apático a veces ante la perfección demostrada por los demás. Ausente de empatía con la mala educación y la incultura mediática premeditada como forma de ejercer el poder, ante la cual práctico la pedagogía inductiva, en vez de el convencimiento deductivo para llegar al meollo del asunto, que es simple y llanamente hacer que no nos demos cuenta de nuestra absoluta idiotez, mientras que la aceptamos con resignación.

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