Sobre la ética de la razón pura y tal… Por Francisco Gómez Valencia

Sobre la ética de la razón pura y tal…

«Y si de paso alguno o alguna se siente aludido leyendo este pensamiento ilustrado, pues casi que me alegro…»

Inmersos en pleno puente de San José, permítanme algo cortito y al pie sobre la ética de la razón pura que percibimos sobre uno mismo y, especialmente sobre la interpretación de la de los demás que nos rodean y alejamos por interés convenientemente.

Obviamente hablar sobre el comportamiento ético y la crudeza de la vida misma pesa menos si criticamos el tema y además nos reímos de ello, sobrecargando de razón o sinrazón los hombros de los demás. Denunciar injusticias haciéndose pasar por juez, fiscal, victima o abogado defensor; o las cuatro cosas a la vez –que también es casi lo normal es estos tiempos de locos, tarados y ofendiditos–, no es descabellado.

Sin ir más lejos en el edificio de enfrente, vive en un mismo piso una familia, o dos, o tres juntas (no sabría decirles). La unidad la componen varias mujeres, muchos niños como si de un revuelto de espárragos trigueros se tratara o tratase y, algún hombrecillo suelto que de vez en cuando pulula por ahí. Alguno dirá !un piso patera! Pues no; más bien es un piso guardería de lunes a jueves y un lupanar al son de reguetón y perreo de viernes a domingo.

En la vivienda multiusos viven al menos, siete u ocho niños y dos son hermanos y además hijos de la madre superiora que los parió y que además cuida de todos los trols que habitan y deambulan por la morada.

La niña tendrá unos doce años y el cabezón, (perdón, quería decir el niño), tendrá unos ocho. Ambos se pinchan y molestan como es normal entre hermanos, pero sólo uno berrea continuamente como un becerro a medio desollar haga frio, calor, llueva, truene, tengan las ventanas abiertas o haya arepas rellenas para comer.

La madre sólo reprende a la hermana mayor con unos gritos estridentes y desagradables fruto del tono aflautado de su desagradable voz. No es ni broma ni cuestión baladí pues nos deleita gratis con interminables sesiones en ‘espanglish’ cantando por Maríah Carey y Jennifer López, que nos quita el ‘sentio’ mientras el canijo se queja de todo a grito “pelao”, molestando a diestro y siniestro, según sondeos realizados a pie de calle, en el portal y demás entornos confluyentes.

Quejarse no es malo, lo malo es que te creas que te tienen que otorgar la razón siempre porque te crees diferente, con derechos porque sí, o por ser deficiente mental e intelectual voluntariamente, así que… ¡Si te has diferenciado o salido de la linde voluntariamente pues te jodes, y si es genético e involuntario pues te compadecemos como buenos cristianos!

Vamos a ver, sin paños calientes: ¿por lo gorda que tenga la cabeza el cabezón del niño, esa pobre niña también llevará razón en alguna ocasión verdad?

Pues bien, en Madrid (que ya saben que pasa de todo); un maromo y concejal de Más Madrid hace dos años decidió hacerse transformista. Y la verdad es que me la bufa él y todo aquel que gaste la misma pasta de dientes, pero lo gracioso es que uno de VOX (como no…), le llamó de usted.

“Don fulanito y tal…” en vez de “doña fulanita” y tal… y claro: “gol en Las Gaunas”; la sesión del pleno de la junta de distrito de Chamberí, reventó por los aires. El caso es que el concejal transformista saltó como una hidra (o un ‘hidro’ si se puede decir), interrumpiendo maleducadamente el pleno, porque la ofensa era de tal enverga-dura para él, que casi termina retando en duelo al ‘neo-facista’.

Para más cachondeo el señor fulanito gritaba y gritaba con su dulce vozarrón a tal número de decibelios que vamos…: ni Rick Astley en sus años mozos cuando nos cantaba el “never gonna give you up”.

Para más remate, el presidente del pleno era ‘pepero’ (porque el barrio de Isabel no se merece menos), y cual fue el remate del dislate cuando no solo no otorgó la razón al primo de Rick, sino que le apagó el micrófono porque no le correspondía el uso de la palabra (jajajajaja…).

¡Tránsfobo, ‘facista’! Y se levantaron y abandonaron el pleno muy ofendidos pues según ellos era penalti y expulsión, además de un episodio tránsfobo de manual, sin necesidad de ser revisado por el VAR.

Curioso lo de sentirse ofendidito por esto porque en las actas oficiales de la Junta de distrito y en su perfil profesional en la página de información económica y retributiva, aparece como Don Fulanito. Es mas: en la página de la junta donde aparecen los concejales por partidos, aparece como portavoz de Más Madrid con su nombre de Fulanito, o sea que la gente voto al Fulanito y no a una Fulanita.

No sé qué me da más pena e indiferencia, si el ‘moñas’ vestido de Nancy, o su ‘partido mojón’, es decir, Mas Madrid.

¡Vaya, si ‘partido mojón’ hasta rima con Mas País de Errejón! En fin, disculpen la licencia literaria…

Algún petardo dirá que este artículo de opinión es racista, machista, homófobo, ‘transmofóbico’, ‘tránsmofobo’, ‘transmofobicoegabrense’, ‘transfobicopitecus’ o como carajo se diga o lo digan…

¡No hombre no, solo es humor!

Reírse de las cosas de uno mismo y de las situaciones que nos pasan para justificar la idiotez ajena es sano (lo dicen y lo hacen a diario en la SER, La Sexta y Movistar). Además es muy recomendable para darnos cuenta de lo imbéciles que son los demás; así que si de paso alguno o alguna se siente aludido leyendo este pensamiento ilustrado, pues casi que me alegro…

¡Mamarracho vete a cascarla, aprende de tu absurdez y madura sin pretender alterar los nervios de los demás con tus boludeces y paranoias mentales!

Francisco G. Valencia

Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid en 1994 por lo tanto, Politólogo de profesión. Colaboro como Analista Político en medios radiofónicos y como Articulista de Opinión Política en diversos medios de prensa digital. De ideología caótica aunque siempre inclinado a la diestra con tintes de católico cultural poco comprometido, siento especialmente como España se descompone ante mis ojos sin poder hacer nada y me rebelo ante mí mismo y me arranco a escribir y a hablar donde puedo y me dejan tratando de explicar de una forma fácil y pragmática porque suceden las cosas y como deberíamos cambiar, para frenar el desastre según lo aprendido históricamente gracias a la Ciencia Política... Aspirante a disidente profesional, incluso displicente y apático a veces ante la perfección demostrada por los demás. Ausente de empatía con la mala educación y la incultura mediática premeditada como forma de ejercer el poder, ante la cual práctico la pedagogía inductiva, en vez de el convencimiento deductivo para llegar al meollo del asunto, que es simple y llanamente hacer que no nos demos cuenta de nuestra absoluta idiotez, mientras que la aceptamos con resignación.

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