Conversaciones en el andamio: El laboratorio extremeño. Por Francisco Gómez Valencia

El laboratorio extremeño.

«Sánchez está acabado y lo sabe. El tsunami político en España por fin va a ser tan brutal que veremos como acaban a palos en el PSOE y Sumar, desde la misma noche electoral»

Quizás tenga razón Fernández Vara cuando afirmó resignado, que Extremadura es el nuevo laboratorio político de PP y VOX. Además al anunciar que se presentará a la investidura, pidiendo al resto de grupos políticos su abstención, lo va a volver a comprobar de primera mano. Me temo que así tendrá argumentos más sólidos para abandonar otra vez la política. 

Que el barón socialista asegurara en los medios: «ayer saltaron los puentes de la otra posibilidad, Extremadura puede tener cuanto antes un Gobierno”, no deja de ser un mensaje desesperado hacia su electorado, similar o del estilo a los que otro histórico (también  igualmente desesperado como es García-Page), ha demostrado al ofrecer al margen de Ferraz pactos al PP. Sin duda el manchego, ya ha vislumbrado lo que se avecina el 23J.

Extremadura seguramente formará parte de otros acuerdos más importantes. En negociación, cuando se estancan las mismas, se sigue avanzando por otras vías y se aparcan los desacuerdos. No es el fin del mundo y las autonómicas ya pasaron. Las mayorías están conformadas de tal manera que ya se cerrarán a toro pasado después de desbancar a Sánchez en julio.

Resultados electorales

Sánchez está acabado y lo sabe. El tsunami político en España por fin va a ser tan brutal que veremos como acaban a palos en el PSOE y Sumar, desde la misma noche electoral. La sociedad española ha reaccionado de manera responsable en las urnas el 28M, y lo va a corroborar de nuevo votando pacíficamente el 23J.

El PP está consiguiendo que hasta los analistas políticos teóricamente de su cuerda, no acierten ni una respecto a lo de Extremadura. Ya de los de la izquierda, ni hablamos. El bloqueo extremeño, son votos para el PP contra el PSOE, y son votos para VOX contra Sumar. ¿Cuántas veces hemos escuchado en boca del PP el discurso de María Guardiola? Miles. ¿Cuántas veces hemos visto a Jorge Buxade plantarse ante el PP? Miles. ¿Cuántos pactos han cerrado ya desde el 28M? Todos los posibles habidos y por haber. ¿De quiénes dependen los pactos para echar a Sánchez de la Moncloa? De Feijóo y Abascal. Pues eso.

Lo del PPVOX solo es un ritual para destrozar a Sánchez y a Yolanda Díaz jugando cada cual en su liga. Las izquierdas son conscientes y por eso están sudando tinta viendo lo que está por llegar. 

Lo están haciendo bien. Tranquilos, el 23J gracias al resultado de las urnas, se iniciará una nueva singladura adecuada y en la dirección correcta.  Y de nuevo los españoles habremos demostrado, que nuestra democracia, es una de las más consolidadas del mundo civilizado.

Conversaciones en el andamio. El laboratorio extremeño.

Feliz día de Santo Tomás Moro. 

Españistan 22|06|23

Francisco G. Valencia

Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid en 1994 por lo tanto, Politólogo de profesión. Colaboro como Analista Político en medios radiofónicos y como Articulista de Opinión Política en diversos medios de prensa digital. De ideología caótica aunque siempre inclinado a la diestra con tintes de católico cultural poco comprometido, siento especialmente como España se descompone ante mis ojos sin poder hacer nada y me rebelo ante mí mismo y me arranco a escribir y a hablar donde puedo y me dejan tratando de explicar de una forma fácil y pragmática porque suceden las cosas y como deberíamos cambiar, para frenar el desastre según lo aprendido históricamente gracias a la Ciencia Política... Aspirante a disidente profesional, incluso displicente y apático a veces ante la perfección demostrada por los demás. Ausente de empatía con la mala educación y la incultura mediática premeditada como forma de ejercer el poder, ante la cual práctico la pedagogía inductiva, en vez de el convencimiento deductivo para llegar al meollo del asunto, que es simple y llanamente hacer que no nos demos cuenta de nuestra absoluta idiotez, mientras que la aceptamos con resignación.

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