
«Lo que va a quedar del antiguo PSOE es una nada de nada, como decía Cecilia o Eva Sobredo. Salvo por supuesto el insigne Sánchez»
Ya sé que no nos afecta a todos, pero a mí en concreto este principio de siglo me ha caído como una condena al infortunio. En estos años desde que entró el nuevo milenio, he perdido tanta familia que he llegado a pensar, como dice el refrán, que ”me ha mirado un tuerto”. Yo mismo en parte lo soy porque tengo muy disminuida la visión del ojo izquierdo, pero afortunadamente el derecho me lo suple con creces.
¿Puede ser que estos lamentables hechos se produzcan porque yo mismo me miro al espejo cada mañana? También murió Amando de Miguel, que aparte de persona muy inteligente e interesante me caía muy bien. Luego mi mejor amigo desde la niñez y para remate la fiel perrita de mi madre que lógicamente heredé tras su muerte. No lo sé, dudo que nadie pueda saber tanto de este tema de ocultismo como para que elaborar un tutorial.
Desde luego quien sí parece que le ha abandonado la suerte en la entrevista en Espejo Público a Feijóo, parece que es a Susanna Griso. Ha aparecido a mi parecer más circunspecta que de costumbre, no sé si porque no le apetecía entrevistar al candidato del Partido Popular o porque tenía un mal día. No puedo deducirlo solo con los datos de mi vista y oído. Imagino que algo de todo habría.
El mensaje del candidato del PP a la presidencia del Gobierno, se me queda un poco corto y demasiado comedido, al contrario de lo que hace falta para enfrentarse al que yo llamo el campeón de los “jetas” y de la mentira a la enésima potencia. Este Pedro, debe de parecerse a una autentica piedra, como el Pedro sobre el cuál Jesucristo edificó su iglesia, pero sin ningún parecido real y de valía con él. La piedra Pedro era fuerte y podía soportar casi cualquier cosa que le echaran encima y este Pedro Sánchez nuestro de cada día, aparte de no saber hacer milagros políticos positivos, los hace más bien negativos y parece que adrede, con mala leche. No puede soportar la responsabilidad de gobernar su país, o porque no sabe o porque le da exactamente igual todo lo que no sea jugar al yoyó, yoyó y mis circunstancias.
Lo malo de Feijóo es que para enfrentarse a este personaje nefasto nuestro de cada día, que mal gobierna España y que si por él fuera dejaría de ser un país, para convertirse en paisillos de tres al cuarto. Es que a la oposición en general le falta bastante más “mal café”. Feijóo es un político leal hasta con la oposición, parece que no puede creer que haya en política individuos tan retorcidos, ególatras, aprovechados y vanidosos como este Sánchez que nos ha dejado en suerte un PSOE en auténtica debacle y descomposición. Está este partido, sino fuera por alguno de sus barones que gobiernan unas pocas Comunidades Autónomas, de autentico derribo. Sus votantes, la mayor parte de ellos afectados por la política de su dirigente, no deben de dar con el norte que nunca debieron perder votando a este siniestro personaje, que malmete, retuerce, engaña y hasta se ríe de sus allegados con tal de seguir siendo él el centro de atención. Si como decía Pajín, con Zapatero al encuentro con Obama se iba a producir un acontecimiento planetario, en el encuentro de Pedro, con sus barones se ha producido una pedorreta apestosa casi de pueblo de la España vaciada, de cuyo olor quieren salir despavoridos otros políticos prestigiosos del partido.
Lo que va a quedar del antiguo PSOE es una nada de nada, como decía Cecilia o Eva Sobredo. Para colmo de males y para marear la perdiz y seguir desviando la atención sobre Moncloa, no solo ha aparecido el Rubiales del futbol, no sabemos si real porque va rapado al cero. Para más inri ha muerto por desgracia Teresa Campos, con la que tuve el gusto de trabajar un par de años. Y ¡hala! Todo esto así sin anestesia tras las vacaciones de un verano, primero abrasador y después pasado por agua como los huevos. Y claro ante esto no sé que es peor que sigan medio secos los pantanos o que llueva y se llenen, porque ya lo decía Bob Dylan, “Tiene que llover a cántaros” a ver si de una vez el agua se lleva arrastrándolo el pensamiento casposo de algunos españoles.
Ya sé que no nos afecta a todos, pero a mí en concreto este principio de siglo me ha caído como una condena al infortunio. En estos años desde que entró el nuevo milenio, he perdido tanta familia que he llegado a pensar, como dice el refrán, que ”me ha mirado un tuerto”. Yo mismo en parte lo soy porque tengo muy disminuida la visión del ojo izquierdo, pero afortunadamente el derecho me lo suple con creces. ¿Puede ser que estos lamentables hechos se produzcan porque yo mismo me miro al espejo cada mañana? No lo sé, dudo que nadie pueda saber tanto de magia negra, blanca o de cualquier otro color del espectro visible y no visible. Salvo por supuesto el insigne Sánchez.