El otro día, en pleno mitin ante unos jubilados de Marbella, Griñán soltó: «en estas circunstancias tenemos que estar unidos todos los que formamos la clase trabajadora», y no me llama la atención lo de clase trabajadora, aunque tiene maldita la gracia la expresión, por trasnochada y falsa, como así remarcan en Periodista Digital al aportar algunos datos biográficos del Presidente socialista. Por cierto que aconsejo una visita al blog «Historia de Monesterio» del historiador Manuel Barragán-Lancharro para completar la biografía del peculiar político con cara de buena persona.
Me sorprenden las tres primeras palabras de la frase: «En estas circunstancias», porque oír a lo socialistas o los responsables del tripartito catalán en el Parlamento, en sus diatribas contra las reformas, nos lleva a la conclusión de que, para estos seres el agujero económico que nos han dejado, la famosa herencia envenenada, es asunto baladí.
Y que el dinero que se debe hay que pagarlo lo sabemos todos, perro todos deberíamos saber que aquí, en la tercera España, no hay harina. Ya se vio el 11 M con la absoluta división de las dos españas ante la memoria de los muertos. Un tufo a esa mohina que nos espera, aunque, eso sí, todos estemos de acuerdo en que, los recortes a los que nos obliga Europa frenarán las posibilidades del crecimiento económico.
Solo falta para que nos acabemos dando con el garrote unos a otros, que ese inútil contador de nubes que anda por ahí, no tenga nubes que contar, y este verano aparezca la pertinaz sequía y que, además Griñan, el de barba cana y apariencia de buena gente, esté engañando con las cuentas como así lo hizo la señora Salgado, pija de izquierdas, al igual que otros impresentables que conozco y por la calle me dicen: Ay que mala es la derecha.
Que mala es la pobreza, les respondo yo, que siempre acaba con la disputa hasta en las propias familias.