Me he desayunado un cruasán relleno de chorizo de Cantimplao y su fortaleza me ha hecho imaginar que desde hoy el PP, como el PSOE, como CIU y casi todos los demás partidos políticos, tiene su particular árbol del ahorcado.
Vienen bien estos desayunos fuertes para comenzar el día. Oigo en las noticias de la radio a afiliados del PP que expresan su depresión ante ese mazazo de la realidad que han propinado las maneras de Bárcenas al distribuir la caja B de la economía particular de sus siglas. Y con el primer sorbito de café descubro que en ese pequeño objeto de los deseos tan estrechamente ligado a la historia reciente de España que es el sobre, cuando está cerrado no entran moscas. Y es que el que ha recibido el sobre no puede hablar de ciertas cosas. Debe callar precisamente por el sobre.
Por eso tantos pequeños y grandes silencios. Por eso tanto indulto y colaboración de puertas adentro mientras en los escenarios de los medios de comunicación, los políticos se ponen a parir.
Mañana, creo que para aguantar, tendré que desayunar unas lonchas de venado para poder asimilar así, los cuernos de tanta corrupción. Aunque de manera positiva intuyo que este lanzamiento de corrupciones a la cabeza del otro va a acaba por fin con el juego de los ocultamientos y consentidos. Ha comenzado una guerra entre corruptos que va a salpicar de sangre muchos titulares. Y pude ser que en la contienda caigan todos. Al menos ellos ya están dejando de desayunar con diamantes.
Dios te oiga, yo por mi parte digo que así sea.