Coincide la meme de hoy que muestra al candidato socialista disfrazado de los PSOE ANGELS con el lanzamiento del genial vídeo del PP en el que los protagonistas son los moteros que cuentan en sus filas con un grandullón de cara amable que reconoce que votará a Rajoy.
Entramos así en el lado salvaje de la campaña publicitaria convertida desde el «Dewater caca a caca» organizado por la Academia de TV, en el que los publicistas comienzan a mostrar todas sus marcadas cartas.
Sin compasión, sin ética ni el mas mínimo sentido del rigor. ¿Para qué la ética o la responsabilidad social si lo que está en juego es el parné, ese maldito parné que representa el poder sobre el dinero público?
Abrió la espita el clásico del falso periodismo español al que no le importó vender a la Academia por la Audiencia y permitir que el apestoso estigma del Gran Hermano impregnara las poses de los líderes de los hasta ahora importantes partidos políticos PSOE y PP.
Y casi, sin amplificación mediática, y acto seguido, mientras los jóvenes Rivera e Iglesias comentaban el sucio partido emitido por todas las cadenas, la izquierda ultramontana que representa el coletas, y en Cataluña lidera la señora Colau, marcaba en las calles su comportamiento fascista a base de escraches renovados por los infames publicistas del suicidio.
Y lo grave es que todos parecen estar de acuerdo en pelearse en el fango mientras tratan de mostrar su fotogenia en las televisiones. El ciudadano Rivera, por ejemplo, sonríe ante las cámaras junto al mismo Pablo Iglesias que acaba de tolerar que sus muchachos le griten, insulten y escrachen. Rajoy da la mano al que hace unas horas le ha tildado de corrupto, ladrón y miserable. Y el tan macarra como socialista Sánchez se crece asegurando que habla en nombre de millones de españoles.
¿Y saben que? Que a los ciudadanos, los vecinos, o los simples mortales, nos tocará sufrir las consecuencias de este «Paseo por el lado salvaje de la vida» que todos y cada uno de nuestros políticos nos proponen y que ya nos cantó desde NewYork el genio Lou Reed en 1972, cuándo en España los antifranquistas éramos muchos menos que hoy.