
Exponemos hoy los argumentos contrarios a la postura expresada en la primera parte. Para los que no la hayan leído, el objeto de discusión es si es posible y deseable una auténtica autodeterminación de España vía referéndum, es decir, que los españoles —todos, no sólo los de las regiones implicadas—decidan libremente si aquellos territorios conflictivos deben seguir siendo parte de nuestra Nación o no.
Ya se vio como cada vez hay más partidarios de la postura favorable, dado el hartazgo que producen los nacionalismos y la difícil solución para acabar con este problema. Pinchando en este enlace se puede leer el primer atículo: https://lapaseata.net/2017/09/23/autodeterminacion-espana/
Sin embargo, pienso que la mayoría es partidaria de que estas regiones sigan siendo españolas. Los argumentos que apoyan esta postura son:
«La autodeterminación o secesión perjudicaría y dejaría abandonados a su suerte a muchos y buenos españoles de aquellas tierras»
• Los culpables de los conflictos territoriales no son todos los habitantes de los mismos, sino sólo una pequeña parte de ellos: los nacionalistas y/o separatistas. La secesión perjudicaría y dejaría abandonados a su suerte a muchos y buenos españoles de aquellas tierras.
• La totalidad del territorio de España pertenece a todos los españoles. Por ello, una parte del mismo no es de los que viven allí concretamente. Abundando más en el tema, ni siquiera somos dueños en última instancia de nuestra propia casa o tierra, pues nos la pueden expropiar en aras del bien común ya que forma parte del territorio. Incluso natural y geográficamente, España constituye una unidad, a la que bastantes españoles y portugueses desearían incorporar Portugal para formar una única nación ibérica.
• Si se resta poder a los nacionalistas, sus tesis perderían fuerza entre la población. La reforma de la Ley electoral les quitaría poder para presionar a los partidos nacionales, sobre todo si éstos necesitan de su apoyo. Asimismo, una reforma constitucional permitiría devolver las principales competencias al Estado. Con ambas medidas, la perniciosa influencia separatista se mermaría lo suficiente. Ellos seguirían quejándose (no saben hacer otra cosa) pero con menos poder. Si hay conflictos graves, se les puede suspender la autonomía según prevé la Constitución (En Irlanda del Norte así se hizo y no pasó nada fuera de lo habitual en esa época.)
• Si estas comunidades consiguen su independencia, aunque sea por “expulsión”, otras pueden estar tentadas a seguirlas a en su aventura en solitario, y eso acabaría definitivamente con España y produciría la temida balcanización. Igualmente estos territorios independizados intentarían expandirse reclamando parte de de otras regiones españolas —como ya lo hacen ahora—, con lo que el conflicto sería mayúsculo.
• Y unas razones últimas, muy importantes, y que parecen haberse olvidado. La sangre de mil muertos reclama justicia. Los miles de autoexiliados, discriminados por razón de la lengua, ninguneados y marginados no merecen ser olvidados. Eso sería una rendición, aunque se disfrazara de expulsión. Los separatistas se saldrían con la suya.
Leed los dos artículos y sacad vuestras conclusiones y qué postura es la más adecuada. Yo ya tengo la mía y es la de hoy.