
«Hoy la diferencia radica en que ni el dinero llega ni los emigrantes regresan a Extremadura tras sus estudios, sus años de aprendizaje o de actividad profesional»
A mi parecer, la situación actual se parece mucho a la de hace cincuenta o sesenta años atrás. Nuestros padres y abuelos se tuvieron que ir de sus pueblos y ciudades casi por las mismas razones que las actuales, la falta de oportunidades en nuestra querida Extremadura. Ellos también se fueron a Madrid, a Barcelona, al País Vasco o a Alemania, Holanda o Suiza, con la diferencia que de eran personas sin cualificación profesional y personal de mano de obra barata. Pero había un matiz, el dinero de los salarios venía a casa y así se generaba o al menos, se contribuía a la economía regional. Pero hoy la diferencia radica en que ni el dinero llega ni los emigrantes regresan a nuestra tierra tras sus estudios, sus años de aprendizaje o de actividad profesional.
En el pasado, en los años 70, 80 y parte de los 90, mayoritariamente, la chica o el chico que decidía marcharse de Extremadura, siempre y cuando económicamente su familia se lo podía permitir, era para estudiar una carrera o formarse profesionalmente para su futuro, con la idea fija de volver a su pueblo o al menos a su provincia con el fin de desarrollar sus conocimientos y establecerse profesionalmente, ya sea en la empresa privada o en la función pública.
Era muy corriente entrar en los despachos de abogados, en consultas medicas privadas, en una notaría o en un estudio de arquitectura ver los títulos enmarcados y colgados en la pared de la Universidad de Salamanca, de la Complutense de Madrid o de la Universidad de Oviedo por no nombrar otras de tantas. Los jóvenes volvían felices tras sus estudios a Extremadura, porque encontraban futuro y porvenir con sus conocimientos para ganarse la vida ayudando a sus conciudadanos. Bien es verdad, que tampoco había en aquella época muchas personas con estudios y formación, pudiendo así cubrir las necesidades que había.

«Nuestra tierra se ha quedado estancada mirando el paso del tiempo sin que políticamente se haya buscado ninguna solución de futuro ni a corto ni a largo plazo»
Pero ese desarrollo formativo de la población ha tenido techo desde hace unos cuantos años a esta parte, puesto que la propia región no ha evolucionado paralelamente al desarrollo de la sociedad. Nuestra tierra se ha quedado estancada mirando el paso del tiempo sin que políticamente se haya buscado ninguna solución de futuro ni a corto ni a largo plazo, sobre todo en el desarrollo del tejido productivo de Extremadura, donde precisamente estos jóvenes a los que consideramos a los mejor preparados de nuestra Historia, tuvieran un horizonte despejado para poder establecerse y crearse esas expectativas profesionales y vitales, y así contribuir a enriquecer nuestra tierra y evitar la desesperante despoblación de la misma.
Durante décadas de socialismo, salvo un pequeño paréntesis de aire fresco con el gobierno de José Antonio Monago entre 2011 y 2015, solamente se ha ido haciendo lo mínimo como para subsistir y poco más. No ha habido nada palpable, ningún importante proyecto que saliera adelante, ninguna iniciativa que generase un desarrollo plausible de nuestra región. Lo poco que ha habido ha sido a través de la iniciativa privada y con enormes trabas administrativas que hacían, y que hacen actualmente, que muchos promotores de dichas iniciativas terminen por arrojar la toalla por cansancio, desilusión e impotencia porque no hay más que impedimentos y problemas.
Dentro de esa dejadez, surgen una serie de iniciativas absurdas por parte de la Junta, como por ejemplo, promover con todo lujo de aportaciones por parte del gobierno de Fernández Vara y sus colegas, para establecer una Facultad de Periodismo en la Universidad de Extremadura.
Muchos nos preguntamos que para qué? Como decía José Antonio Monago hace muy poco, de qué sirve una Facultad de Periodismo en Extremadura si por lo que estamos viendo aquí, hay poco que contar. ¿No sería mucho más interesante la potenciación de una Formación Profesional con fundamento y con todas las de la ley para que los jóvenes se formen en el sector agro-ganadero?

«Necesitamos una formación que enseñe a transformar nuestros productos primarios en productos terminados para su consumo, complementando esa formación global con una injerencia en optimización del comercio»
Lo que demanda nuestra tierra cuya economía se fundamenta en el sector primario, es decir, en el campo, en un campo del siglo XXI, como apostilla constantemente y con razón Monago, es una formación profesional dirigida a todos aquellos jóvenes, y no tan jóvenes, para continuar con la labor de generaciones y generaciones en nuestro campo. Pero con un punto de partida diferente para adecuarnos a los tiempos actuales donde no solamente se enseñe a cultivar nuestras tierras o a criar y hacer producir nuestro ganado, sino que también enseñe a transformar nuestros productos primarios en productos terminados para su consumo, complementando esa formación global con una injerencia en optimización del comercio.
Evidentemente el campo no lo es todo en Extremadura, pero es la base fundamental para que se puedan generar múltiples ocupaciones profesionales que arrancan a partir de la actividad agrícola y ganadera.
«Cada día se marchan una media de 11 a 12 jóvenes de Extremadura, un goteo que hará que nuestra región se convierta en una región de viejos»
El retorno de la gente que ha emigrado a otras regiones o países es posible, pero es entendible que se tienen que dar las condiciones para ello. Hay que parar la tremenda sangría que se está produciendo actualmente, donde más de 4.200 jóvenes han abandonado nuestra región tan solo durante el año 2018. Eso se traduce a que cada día se marchan una media de 11 a 12 jóvenes de Extremadura, un goteo que hará que nuestra región se convierta en una “región de viejos”, con todos los respetos hacia nuestros mayores.
Pongámonos a trabajar, porque de lo contrario, el problema de la despoblación se convertirá en un enorme problema para la mera supervivencia de Extremadura.
Extremadura es una región que ofrece las mejores condiciones para poderse desarrollar de manera vertiginosa pero con solidez a la vez. Tenemos agua, sol y un clima envidiable para muchas regiones de España ya que adolecen de ello. Solamente hay que enfocar políticas adecuadas además, de voluntad para ello, y facilitar al máximo las oportunidades que brinda nuestra tierra.