Dignidad, buen gobierno, clase política e insectos. Por José Crespo

la dignidad
La dignidad imprescindible en el equilibrio del buen gobierno

«Se dice que dignidad es un sentimiento de amor propio o autoestima de cualquier personas con un mínimo de sensibilidad ante una ofensa»

Es importante que abramos la cáscara y entremos en el significado del término de dignidad y que nos llevará a su necesidad para el ejercicio del buen gobierno.

Dignidad se asocia con el decoro de las personas en la manera de comportarse, ya sea en la intimidad, en ambientes públicos como privados, y por encima de todo al frente de cualquier departamento o en el ejercicio de un cargo público donde la ejemplaridad debe ser el espejo en el que se mire la sociedad. Como consecuencia de ello, dignidad según la RAE se asocia con realce y excelencia, pues de la actuación con dignidad la persona se eleva y se realza alcanzando un grado de excelencia profesional y moral, de ahí que los gobiernos ya sean monarquías o repúblicas dan a sus personalidades el título de excelencias como fruto de su actuación de dignidad.

Si nos remontamos atrás en nuestro pasado vemos que «dignidades» eran preeminencias que se alcanzaban por actuaciones «honorables» en cualquier ámbito de la sociedad… la milicia, el estudio, la investigación, la política, la medicina, las artes… Así se habla de dignidad en los cargos religiosos de obispo o de arzobispo y en los ejércitos donde los generales son dignidades.., y por ello se dice que dignidad es un sentimiento de amor propio o autoestima de cualquier personas con un mínimo de sensibilidad ante una ofensa, desprecio o falta de respeto, de ahí aquello de «¡Has herido su dignidad!», que nos conduce al concepto de honorabilidad.

 Dignidad se relaciona con una actitud grave, de saber hacer y estar, merecedora de respeto y una consideración que adquiere la persona digna porque se la otorga la sociedad, esto es cuando oímos: «¡habla con mucha dignidad!» o «¡soportaba con dignidad su desgracia!», lo cual implica fuerza interior y estoicismo, compostura, decoro, gravedad, seriedad y en oposición indignidad.

 

«La dignidad es la cualidad, por supuesto de la persona digna, del que es merecedor de respeto y de consideración, que como decimos se gana siendo una persona adornada por esas cualidades»

 

Bandera de España
Bandera de España que ondeó en el navío San Ildefonso en la batalla contra la Armada británica liderada por el Almirante Nelsson. Trafalgar. 1805

 

Esta cualidad es sólo de aquellos que se hacen valer como personas, se comportan con responsabilidad, seriedad y con respeto hacia sí mismo y hacia los demás y no permite que le humillen ni degraden. Está claro que dignidad es la cualidad de persona o institución que merece respeto, no impuesto sino porque lo ha adquirido con sus obras.

Podemos ver que, eso que ahora está tan de moda cómo son los códigos de buen gobierno, reflejan en sus textos las ideas de dignidad y ejemplaridad que automáticamente tienen la primera consecuencia de generación de confianza. Ante esta meditación el camino me lleva a formularme muchas preguntas que personas indignas no pueden responderme…

Las primeras que me vienen a la cabeza son derivadas de sentencias judiciales emponzoñadas faltas de ejemplaridad y que siembran de desigualdad y que desde luego no estimulan al buen obrar.

 

 

«Vivimos en una de las monarquías más antiguas conocidas, aunque muchos lo ignoren, que ha capeado temporales de todo tipo»

 

Vivimos en una de las monarquías más antiguas conocidas, aunque muchos lo ignoren, que ha capeado temporales de todo tipo pero sin la cual sería difícil entender España y dentro de la cual, todo ciudadanos tiene en derecho a ser reconocido por sus buenas obras en servicio a la sociedad, desde las instituciones premiales que deberían ser ajenas a las políticas del momento, y desde la propia Corona que se ha visto zarandeada por la falta de ejemplaridad de personas que deberían «ser y parecer» y que lejos de ello se han servido de su posición dejando la idea de ennoblecimiento al nivel del estiércol de la más sucia de las porqueras.

¿Quién puede sentirse orgulloso en este momento o aspirar al reconocimiento real cuando un matrimonio que debiera ser ejemplo y espejo se tiró en plancha sobre el sucio lodazal de la corrupción sirviéndose de su posición? Por mucho que la corrupción judicial les exonere haciendo con ello aún más daño a la Institución y favoreciendo a los que quieren destruirla… ¿cómo se sientes aquellos que se han ganado o han heredado un título de reconocimiento real y que llevan una vida de exigencia para acrecentarlo y honrar a los que con su vida se lo ganaron?

Todavía se espera que ese jugador de talón-mano plácidamente asentado en Suiza sea desposeído de la gran cruz del mérito deportivo y del tratamiento anejo de excelencia, máxime cuanto tuvo la poca vergüenza, con complicidades añadidas, de eludir su servicio obligatorio como soldado declarándose con sordera bilateral permanente, estando inscrito por el Consejo Superior de Deportes como deportista de alto nivel en un deporte de equipo, antes de cambiar de deporte… del balón-mano al talón-mano.

Vamos de sobresalto en sobresalto… de indignidad en indignidad. ¿porqué en España no gobiernan las mayorías sino la alianza de los derrotados? ¿Porqué no se puede estudiar en español en algunos territorios españoles y en cambio se acusa de perseguir a lenguas minoritarias territoriales?, ¿cómo se incumple permanentemente la Ley de Banderas y tenemos a separatistas de la CUP, por ejemplo, cuyo sueldo pagamos todos, haciendo mociones para quitarla o intentando eliminar las aspas de Borgoña de los distintivos y bandera militares?

«¿Cómo se puede poner, y además justificar, a un separatista dentro de la comisión de secretos oficiales?

 

¿Cómo se puede poner, y además justificar, a un separatista dentro de la comisión de secretos oficiales en vez de tenerlo en la cárcel aplicándole el código penal?

O que haya un concejal, pagado por todos, que hablando del Holocausto se preguntase cómo se podrían meter cinco millones de judíos en un SEAT 600, aquel modelo pequeñito de coche de los años ’60, y su contestación: en el cenicero… y sobra espacio. Sobre una mutilada, con su madre en un atentado terrorista de ETA, Irene Villa, que relacionaba con un brutal asesinato en serie de unas adolescentes que fueron descuartizadas hace unos años en un pueblo de Valencia, Alcasser, afirmaba lo siguiente: Van a cerrar al público el cementerio de Alcasser para que Irene Villa no pueda ir a buscar repuestos… (se me revuelven las tripas cuando recuerdo esto). U otras manifestaciones sobre un ex alcalde de Madrid diciendo: no sé si la solución sería ahorcarlo en la Puerta del Sol… pero que por probar no se pierde nada.
O aquella sustituta en la concejalía, la comunista que asaltaba semidesnuda las misas en la capilla de la Universidad Complutense, y protagonizó un asalto al grito de: ¡¡Menos Rosarios y más bolas chinas!!, o que lamentaba que el fallecido director del banco de Santander hubiera muerto en la cama en vez de ahorcado.

¿Qué ocurre cuando una personalidad, un cargo de responsabilidad no une a su título la carga moral de dignidad y excelencia?… pues todo esto que nos sacude día a día en esta España convertida en el país del «gratis total» desde que la indignidad es moneda común de actuación.

No olvidemos que quien se repliega en sí mismo, y vive de pequeños goces, se transforma de hombre en soledad, y llega a ser por dentro, y a parecer por fuera, insecto…

José Crespo

José Antonio Crespo-Francés. Soldado de Infantería Española, Doctor en Artes y Humanidades. Enamorado de Aranjuez la ciudad donde vivo, Colaborador en radio y publicaciones electrónicas, autor de trabajos históricos dedicados al Servicio Militar y Valores, y a personajes en concreto como Juan de Oñate, Vázquez de Coronado, Blas de Lezo o Pedro Menéndez de Avilés y en general a Españoles Olvidados en Norteamérica y Españoles Olvidados del Pacífico. Rechazo la denominación de experto, prefiero las de "enamorado de" o "apasionado por". Si Vis Pacem Para Bellum

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5 comentarios

  1. Jorge Martínez Castro

    Jope me has dejado boquiabierto con.lo de que evadio el servicio militar por decir que tenia sordera,maaadre mia,lo q me faltaba por oir,me rio por no.llorar

    1. Una prueba más de indignidad.

  2. Excelente articulo!

  3. Grandísimo artìculo, por excelente.

  4. Doña Mª y Doña Mª Belén, gracias por su amabilidad.

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