
«Camps, la Fómula 1 y la manipulación infame de La Sexta, una vergüenza para el periodismo que convierte la noticia en mercancía»
Cada vez hay menos ciudadanos que profundizan en la búsqueda de información en los medios audiovisuales, la mayoría se queda en los titulares, en los grafismos y en las denominadas colas, sin preguntas ni análisis; espectadores abonados al engaño. La Sexta destruye notablemente la verdadera esencia de los medios de comunicación, eliminando la función social para la que fue concebida, ya que es una concesión administrativa de servicio de interés público.
Muchos de sus empleados se subordinan a los compromisos económicos y políticos de la empresa, perdiendo de esa forma la independencia informativa, no atienden en consecuencia, al principio general de procurar el bien común, participan en la deformación y censura de la transmisión de ideas políticas y sociales puesta al servicio de la empresa, cuyo resultado final es la distorsión de la realidad, cuyo objetivo no es ofrecer la verdad al espectador sino la percepción que este tiene de las noticias convertidas en mercancías.

«Los franquiciados de La Sexta han desplegado todo un catálogo de comunicación no verbal, apostillando la opinión sobre la información»
Durante más de dos horas de programa sus empleados y “franquiciados” han desplegado todo un catálogo de comunicación no verbal, apostillando la opinión sobre la información, como es de uso habitual en el libro de estilo de La Sexta