Pedro, Pablo y el gobierno populista de la farsa y la psicopatía. Por Linda Galmor y Guirong Fu

«Pedro el buen Narciso, Pablo el jodido farsante y el gobierno populista del engaño y la psicopatía»
Observado desde la psicología clínica,
Pablo Iglesias es un caso interesante:
todo dios sabe que es un jodido farsante,
cualquier cosa que por su boca diga;
y que si miente a quien jamás irá a votarle,
con más fuerza miente aún a quien de él se fía.
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A diferencia, empero, del muy hipócrita Sánchez
que, como buen Narciso, ni repara en sus mentiras,
Pablo las medita, todas ellas, mucho antes,
pues tiene la mendacidad en muy alta estima:
que nadie va a creerle muy bien él sabe;
de modo que nunca miente para engañar a nadie,
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sino para derramar, aposta, sal sobre ‘la herida’:
Se dice a sí mismo -cuando observa, al detalle,
la falacia que quiere soltar con malicia desmedida-:
«¿Será bastante gorda para fustigarles y cabrearles?
¿Será bastante envenenada para despertar su ira?»
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Y se pasa largo rato relamiéndose íntimamente,
como si hubiera conseguido ya EL EFECTO que quería.
A eso es a lo que él llama, muy precisamente,
«Cabalgar contradicciones», aunque sea así todos los días.
No se trata de respetar la verdad o de ser consecuente;
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que es falacia cualquier cosa que por su boca diga.
INTUIR cuál sea la falacia por la pueden llegar a amarte
es la 1ª habilidad que se espera de TODO BUEN POPULISTA.
¿La 2ª? ¡Intuir justo aquella por la que con más fuerza pueden odiarte!
En el uso de ambas, Pablo Iglesias es UN JODIDO ARTISTA!
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