Anna Castells 
«¡Hala, pues ya está! Sánchez lo tiene claro y ya ha conseguido su propósito, nos mantendrá pendientes de sus improvisaciones»
¡Hala, pues ya está! Sánchez lo tiene claro y ya ha conseguido su propósito, nos mantendrá pendientes de sus improvisaciones (ahora tu sales y tu no; ahora no tienes que llevar mascarilla, ahora te multo sino la llevas, ahora no te puedes reunir, ahora si pero poco…) hasta que cierre el Congreso por «vacaciones» (estarán muy cansados los pobres…) y a partir de entonces gobernará por medio de decretos, una medida muy poco democrática pensada únicamente para casos de urgente necesidad y muy alejada del necesario control democrático parlamentario.
¿Qué conseguirá con ello? que efectivamente cuando volvamos a asomar la cabeza nos encontraremos con que habrá conseguido configurar esa «nueva normalidad» a medida de los designios de la ultra izquierda que es la que realmente nos gobierna.
Encontraremos un país en el que, no el Estado sino el Gobierno, o sea Sánchez e Iglesias (¡ Y la Montero, Dios mío… !), decidirán la mayor parte de nuestras vidas y conductas y, lo que es peor, de nuestras opciones vitales. España será así un país en el que el que no agache la cerviz será marginado y vetado, social y profesionalmente, un país en el que dependeremos de la gracia del Gobierno de turno (que tufo tan franquista…) para conseguir un empleo, una licencia, un simple permiso para abrir un chiringuito… y sobre todo, un país en el que será el Gobierno, repito no el Estado, el que decidirá cómo se educarán nuestros hijos y que creencias se les inculcarán.
Un país en el que volverá a haber ciudadanos de primera y de segunda (los «adictos» y los desafectos) y, lo que es peor, ¡será culpa nuestra! (y de Ciudadanos).
