
«Extracto de mi nueva novela DIARIO DE ALTO SECRETO BAJO SECRETO. Una historia en la que se pueden apoyar las críticas hacia los discursos vacíos de los políticos»
Lamentablemente hace un año desapareció Carlos misteriosamente, en concreto una noche de mayo en la que todavía hacia frío. No cogió su caballo y se fue a pasear, como en la canción, no. Al parecer y según los datos que obran en poder de la policía, fue visto por última vez en un parque de Madrid, concretamente en el Parque del Oeste. En este lugar un indocumentado, sin lugar en el que caerse muerto, y devenido en político jaleado, daba un recital de falsedades políticas nocturnas. También las podía haber dicho a mediodía o por la mañana, el orden de los factores no cambia el engaño.
Como es habitual iba acompañado de un coro de pelotas que le hacían la ola, no eran de tenis, ni de golf, ni de futbol, ni de billar, eran los típicos pelotas de oficina de toda la vida… que no son redondos pero lo parecen porque ruedan detrás del jefe haciendo reverencias. Estos de aquel lugar lo hacían probablemente, para pillar cacho en el partido de aquel candidato o incluso en alguna lista electoral, que ya es.
Cuán sacrificada es la vida de los corre, ve y dile sin título ni ocupación. Entonaban, los “sobalomos” voces monofónicas de asentimiento becerril, esto por no dar el cante, no daban para más polifonías según un director de coro que pasaba por allí y decidió irse al primer desafinado, ¡pobres! El Becerril aludido, me pide que por alusiones precisamente haga una aclaración; no es el de la sierra de Madrid que es muy bonito pueblo, no, se refiere al animal, todavía cría de toro, que muge que da gusto oírlo. Son también dada su condición unos auténticos mamones, ¡he dicho mamones leche, no mormones!, chupan de la teta que da gusto, de esa de la vaca ¡hombre!, que son ustedes muy malpensados. Ven en todo un trasfondo político o religioso, aunque… déjenme pensar… ¡¿no es lo mismo?! Pero ciñéndome a aquellos porta velas, si les dais un cargo a dedo, no veas como chupan también ¿eh?
Vamos, ni más, ni menos, que lo que hacen muchos otros seres humanos, cuando pueden y donde pueden. Los mamíferos maman, vaya una “parajoda”, perdón paradoja, que no sé si se han dado cuenta de que los hombres, ¡ah…! y las mujeres, son mamíferos, por ello (ellas) portan mamas, si no serían reptiles o cualquier otra cosa ¿no?. Los políticos humanos o sea el zoon politikon mama de hecho lo que no está escrito y si lo está, maman hasta la tinta después. Según testigos de su desaparición, pues los hubo; “siempre hay tontos para todo, incluso para lo más absurdo”; ésta se produjo de manera paulatina. Algo parecido a haberse ido borrando de la vida por capas sucesivas.
Con cada “mugido” del coro “politiquero”, que esta claro no era celestial, una honda de aire se desplazaba por el espacio que había entre ellos y Carlos, esta especie de ola parecía peinar a mi amigo. Nada más lejos de la descarnada, transparente, llorosa y textual realidad. Solo se estaba pelando lentamente. He dicho pelando, no pelándosela. Al principio del ¡acto político!, ¡mira que son guarros! ¡eso se hace en privado!, no se percibía claramente que las capas de Carlos eran como las de una cebolla, pero más tarde los “mirones”, del acto por supuesto, o “voyeurs” que queda más molón porque es francés, pudieron presenciar un “striptease”, o una “desnudación” que sería en Español, en este caso producido por las promesas que iban cayendo como moscas con cada lluvia de saliva tóxica expulsada por el conferenciante. De hecho parecía que por el césped de alrededor acababa de pasar el caballo de Atila.
Entre arcadas, vómitos, y agudos gritos, mi amigo iba perdiendo las capas exteriores de su cuerpo, quedando cada vez más delgado y transparente. No sangró, eso sí, es un vegetal. Un par de horas después, para mi desgracia, porque era un muy buen amigo, había dejado de existir. Sus jugos, como una nube de vapor que hacía llorar a moco tendido; era el agua de la piel de cebolla; se fue flotando Carlos, en un mar de correcciones políticas hechas de aceite de ricino, que se precipitó desde las nubes producidas por los mugidos gaseosos. Lógicamente luego, por lo del aceite, se fueron todos los presentes cagando melodías, eso sí, melodías extrañas y mal olientes, no leches como algunos pensarían. En el lugar exacto en el que había estado Carlos ahora solo estaban sus ropas y enseres personales. Mira que se lo había dicho unos días antes, no vayas a ese parque, que a saber quién estará hablando en él. Pero claro Carlos ya lo había decidido, prefirió una muerte digna y suave que ser cruelmente triturado por Gatuñez en un Minitriner tamaño familiar.
Como dije al comienzo, esto es un extracto de mi nueva novela, que presentaré en fecha próxima. DIARIO DE ALTO SECRETO BAJO SECRETO. Sirve de ejemplo para poner en candelero los discursos de nuestro actual presidente..