Sentido y trazabilidad. Por Miguel Ángel Contreras Betancor

«Mediocre desde sus primeros andares, pero con gran estima por su persona, logró alcanzar la cima de un empedrado que él siempre vio como la cumbre más bella»
Conoce sus orígenes. Mediocre desde sus primeros andares, pero con gran estima por su persona, logró alcanzar la cima de un empedrado que él siempre vio como la cumbre más bella de entre todas, a pesar de ese susurro molesto: «Oh, líder magnánimo, es tiempo de tu serie favorita».
Hastiado de todo, henchido de sí mismo, consultó entre fragancias exuberantes qué hacer para salvar la Villa, pero no la conocida sino la propia. ¡Libertad!, bramó para sorpresa de aquellos que aún no lo sabían. Apartó a la perdedora, que unida, todavía se ajusta el tono ¡Ese tonito! y aplaude a rabiar rabiando.
Vuelve la testa hacia el pasado del cuarto de hora, se ajusta la mascarilla y sujeta el devocionario: «Patria o Muerte», sonríe mientras contempla, silba mientras recuerda otros aromas, los de Miraflores y su pajarito revolucionario. Casi una lágrima se asoma por el ojo del otrora residente vallecano ausente, del profesor indigente y del líder invidente, porque él sólo ve aquello que refleja su sombra y únicamente siente, pues presiente que su simiente ha caído en yerma superficie, mas él grita ¡Presente! y el orbe circular apenas siente.