El Mercadeo Político. Por Francisco Gómez Valencia

 

El egipcio responsable con sus ideales
El egipcio responsable con sus ideales

«Me parece perfecto que cuando alguien no se encuentra bien en un sitio, se vaya a otro donde esté más cómodo y le sigan pagando igual, mejor o incluso peor en los tiempos tan delicados en los que anda la cosa»

El libre mercado en la política española está a la orden del día, y que mejor afirmación para que los que supuestamente más defienden ese dogma bendito, es decir la ley de la oferta y la demanda, esté sufriendo la gran estampida, y me refiero al partido de Arrimadas, dejando la formación en el chasis y con unos cuadros más que discutidos por la aceptación de un nuevo contrato tácito con el PSOE y hasta con Podemos, como ha pasado en el Ayuntamiento murciano, más marciano que nunca según los socios resultantes de la cacicada más importante vista hasta ahora en lo que va de año.

Esta nueva etapa rara que se nos está quedando y presentando gracias y a la postre como ese postre agridulce liberal de pacotilla, que tantos hace tanto ya dijimos en que iba a quedar. Es como esa cita que sabíamos que iba a ser un desastre a los cinco minutos, y aún así tratábamos de alargar y estirar agarrándonos a un clavo ardiendo diciendo tonterías y hablando y hablando sin decir nada, para que ese supuesto momento mágico no acabara, porque la ilusa ilusión no nos hacía ver la realidad, dura y fría de la situación con esos números hirientes en el Congreso, y la falsa realidad del liberalismo español situado autonómicamente a rebufo de aquellos a los que quisieron suplantar, simplemente para no quedar en entredicho o en ridículo que es peor aún ante los poderes que los auparon simplemente para desestabilizar al conservadurismo, haciéndolo que se independizara del movimiento tecnócrata pop, más socialdemócrata por entonces según soplaba el viento…

Y qué quieren que les diga; me parece perfecto que cuando alguien no se encuentra bien en un sitio, se vaya a otro donde esté más cómodo y le sigan pagando igual, mejor o incluso peor en los tiempos tan delicados en los que anda la cosa, y peor pinta si además uno es político políticamente correcto de condición, sin vocación y sin profesión, o con ella pero sin experiencia propia pero con la agenda llena de contactos, lo cual a veces es incluso mejor. De hecho en la empresa privada quien no haya probado dos o tres, o incluso más veces diferentes opciones, que tire la primera piedra. De hecho el mercado laboral invita a ello y/o por eso parece que quien tenga prisa o pise callos antes de tiempo, debe inexorablemente cambiar de aires cada cierto tiempo, a veces por trienio cumplido diría yo, una vez finalizado ese efecto gaseosa que envuelve cada nuevo proyecto que se nos presenta generalmente vacío de contenido y lleno de mentiras una vez que se analiza con el tiempo y con el saco cada vez más lleno de experiencia vital y profesional.

Pues en este ámbito los partidos políticos se comportan exactamente igual que cualquier empresa privada, salvo porque la mayor parte de sus ingresos llegan vía subvenciones, y porque su producto o sus servicios prestados son básicamente ideas enmarcadas en un programa electoral más o menos flexible, bajo unos estatutos generalmente abiertos al cambio si hace falta. Y esta concepción de la oportunidad del momento hace que estemos asistiendo últimamente a unos cambios tan especialmente radicales, que hace que no nos extrañe ver a un líder de un partido identificar su posicionamiento o su espacio vital cada dos o tres meses, según soplan las encuestas o según se reciban correctivos electorales que lo debilitan ante la opinión pública y los medios. Y es en mi opinión, el motivo fundamental por lo que estamos asistiendo al esperpento de la política en España especialmente durante la pandemia ya que nadie se está quieto, y esto que parece tan sencillo, debería ser la máxima fundamental para todos y cada uno de los partidos que conforman el escenario político actual.

Si estudiamos objetivamente el escenario político español yo destaco fundamentalmente dos ámbitos claramente fiables por su posicionamiento inequívocamente estable, al no alterar ni un ápice su posicionamiento ante los demás, y estoy hablando de los partidos nacionalistas que no alteran su ruta de viaje ni por un solo momento, y por otro lado la política de resistencia al Gobierno central del Partido Popular madrileño, con una Presidenta autonómica fiel a su discurso desde que llego al poder regional, bien cubierta por el Alcalde de Madrid y portavoz del partido pese a que inicialmente pareciere un buen candidato a competir por la hegemonía del partido a nivel regional. Los acontecimientos y el ostracismo resultante por la madrileñofobia promovida deslealmente desde La Moncloa como estrategia para desestabilizar al PP nacional, sin duda lo ha encumbrado al puesto de fiel escudero que tanto necesita la Presidenta Ayuso.

«Toni Cantó, el fichaje estrella de Isabel Díaz Ayuso»

Y precisamente Ayuso se ha visto en la tesitura obligada de fichar en ese hipotético mercado de desechos resultantes de la implosión de la marca rival en el espectro del centro extraño que se desarrolla en España, aceptando la querencia por parte del televisivo y mediático Toni Cantó, experto en cambiar de aires quedando como agente libre como comentaba antes para no parecer un tránsfuga declarado, cada dos por tres y generalmente según cita el mismo, porque son los partidos los que evolucionan en vez de él. Lo cual me hace preguntarme si es que igual que le pasa a Girauta, tiene una especial simpatía por VOX, lo cual tampoco es que me parezca mal y más aun sabiendo que probablemente tendrán que hacer equipo para gobernar en Madrid, siendo esta una gran oportunidad para los verdes de debutar con picador y banderilleros de una vez por todas con responsabilidades de Gobierno, tomando decisiones y aprendiendo que una vez en el poder no se puede seguir diciendo y defendiendo sandeces tal y como les pasa en muchas ocasiones, del mismo modo que le está sucediendo a Podemos dentro del propio Gobierno haciendo oposición al mismo.

En todo caso y para finalizar mí “NO” más rotundo a la idea de que cambiar de aires sea corrupción tal y como defendió el PSOE esta semana en el Congreso, el mismo día que robaba a los murcianos la alcaldía de su capital con el beneplácito de varios señores de Ciudadanos que hacían saltar la banca. Y mí “SI” igualmente rotundo a que cuando se den estas circunstancias, se convoquen nuevas elecciones para que sean los electores los que decidan y no la partitocracia asquerosamente antidemocrática.

Francisco G. Valencia

Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid en 1994 por lo tanto, Politólogo de profesión. Colaboro como Analista Político en medios radiofónicos y como Articulista de Opinión Política en diversos medios de prensa digital. De ideología caótica aunque siempre inclinado a la diestra con tintes de católico cultural poco comprometido, siento especialmente como España se descompone ante mis ojos sin poder hacer nada y me rebelo ante mí mismo y me arranco a escribir y a hablar donde puedo y me dejan tratando de explicar de una forma fácil y pragmática porque suceden las cosas y como deberíamos cambiar, para frenar el desastre según lo aprendido históricamente gracias a la Ciencia Política... Aspirante a disidente profesional, incluso displicente y apático a veces ante la perfección demostrada por los demás. Ausente de empatía con la mala educación y la incultura mediática premeditada como forma de ejercer el poder, ante la cual práctico la pedagogía inductiva, en vez de el convencimiento deductivo para llegar al meollo del asunto, que es simple y llanamente hacer que no nos demos cuenta de nuestra absoluta idiotez, mientras que la aceptamos con resignación.

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