De los nombres de las calles, la historia de Torrecilla del Leal y la voluntad de enfrentamiento que lucen Carmena y sus podemitas

«Con el nombre de la calle Torrecilla del Leal que comienza en Santa Isabel y baja a Lavapiés, los madrileños rendimos homenaje a un anónimo agricultor que en aquel lugar, fue ahorcado por los traidores al legítimo Rey don Pedro»
Con el nombre de la calle Torrecilla del Leal que comienza en Santa Isabel y baja a Lavapiés, los madrileños rendimos homenaje a un anónimo agricultor que en aquel lugar, en su campo sembrado extramuros de la ciudad, fue ahorcado por los traidores al legítimo Rey don Pedro por anteponer su honor a su vida. Corría el siglo XIV, cuándo los campos de Castilla y la ciudad de Madrid sufrieron el desastre y la muerte de una guerra fraticida, ya considerada por los historiadores como la primera guerra civil española.
Y aquí hoy, progre, sectaria y terrible paradoja, los podemitas, que han llegado hasta las Cortes con la falsa proclama de que hasta ahora no ha habido ni democracia ni representación popular en las Instituciones Democráticas nacidas de la Transición, porque el pueblo son ellos, y nada mas que ellos, han pegado, con nocturnidad y alevosía, una placa dedicada a ellos mismos y sus grandes conspiraciones.

Se les ve sabedores de su gobierno, poder y control en el Ayuntamiento de la Capital, porque el gesto coincide con la política del cambio del nombre de algunas calles de Madrid y la provocativa política de enfrentamiento de la señora Carmena que se ha permitido incluso amenazar con la retirada de la estatua homenaje a don Miguel de Cervantes, su Quijote y Sancho Panza, que preside la plaza de España.
Un claro significado con su correspondiente significante: El enfrentamiento, la revancha y la voluntad de guerra que con su irresponsabilidad manifiestan estos populistas que, de paso, olvidan la historia de España, de la guerra civil y hasta del propio municipio de Madrid en el que los madrileños conservamos la memoria y las publicaciones de uno de sus alcaldes recientes mas queridos por una mayoría de vecinos, y eso a pesar de su heterodoxia, el profesor Enrique Tierno Galván, que dejó escrito en uno de sus magistrales bandos municipales el porqué de los cambios de las calles de la ciudad que a él le tocó decidir. No tiene desperdicio.

«…No tenemos ningún ánimo de desquite. A ver si de una vez acabamos con esto de que las contiendas políticas estén alterando el nombre de las calles y creando dificultades… Quiero que todos ustedes tengan una conciencia muy clara de que solo pretendemos el bien de Madrid y la paz entre los madrileños. Y, en cuanto capital de España, también concurrir a la paz y al bien de los españoles en su conjunto».
Ah!…caballeros somos…
de la elegancia disponemos,
por buena educación y escuela adquiridos,
sin necesidad de cargo, carruaje, o despacho oficial.
Entérate: lucha de clases no existe,
la sola idea es chiste…
porque clase solo una hay,
y se tiene o no se tiene.